viernes, 17 de febrero de 2017

Lo Real ... por Txema Martín

Recuerdo sin melancolía una época en la que ciudades como la nuestra vivían una pequeña revolución de estilo y estética provocada por la visita de los reyes. El paso de la comitiva impulsaba entonces la limpieza de las calles, las flores lucían de forma esplendorosa y a los mendigos se les apartaba de la vista sigilosamente, todo como si quisiéramos ejercer de ciudadanos que viven sumergidos en la perfección pero también como dando muestras de cierto temor de que si se encontraban algún disgusto en nuestra ciudad el día menos pensado nos echaran de España.


El viejo entusiasmo que se vivía antaño con las visitas de los reyes, que eran tratados por el pueblo como unas auténticas estrellas del pop, se ha transformado ahora en un fenómeno que sigue siendo cariñoso pero que despierta un entusiasmo mucho más descafeinado. Las noticias que ha dejado la visita del Rey a nuestra ciudad también entran en el territorio de lo 'light'. De todo lo que se ha dicho de él, que por otra parte tampoco ha sido para tanto, nos quedamos sin duda con el Rey mostrando interés, que quizá sea de lo más atrevido que pueda enseñarnos hoy la monarquía.

Felipe VI, que ya se encuentra frente al abismo de la cincuentena, mostró interés en un avión no tripulado y ganas de visitar el Caminito del Rey, su caminito. Sin embargo, en el Museo de Málaga el monarca estuvo muy participativo pero, como si se estuviera desinflando, ya mostraba 'cierto interés' en las obras expuestas y particularmente en el paisajismo pictórico, quizá porque en el fondo él, como toda la monarquía, se vea reflejado como un mero paisaje; bello, con cierto estilo, con puntos de fuga y formas estupendas, pero con una función decorativa. En los 314 días sin Gobierno de los que hemos disfrutado en España hemos podido comprobar que la función del monarca en la política se limita a abrir y cerrar puertas del Palacio de la Zarzuela, dando ánimos a la democracia y es justamente eso, 'cierto interés' lo que ha despertado en nuestra ciudad una visita que fue recibida en los alrededores de la Aduana por un grupúsculo de acólitos, término que suena solamente regular y que bien podría ser utilizado por la mismísima rama de la cirugía gastrointestinal.

Hoy no será un buen día para el Rey ni la monarquía en su conjunto. Todo el país mostrará cierto interés en conocer cuántos años de cárcel le han caído a su cuñado o la cuantía de la multa para su hermana. Entretanto, en las televisiones dedicadas al dudoso arte del cotilleo ya no hay reparos en tratar a la familia real como a los protagonistas de un 'reality' en el que se habla de picaderos, cintas de vídeo, intrigas palaciegas y mensajes de texto. Hoy se dicta la sentencia y los demás no podemos negarlo: la monarquía, desde luego, ya no es lo que era.

Txema Martín 

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