miércoles, 13 de junio de 2018

Cómo empezar a escribir a los 83 años y ganar un premio literario


José Luis Gessa vivió una luna de miel inolvidable en su vieja Rieju. Se ha llevado su primer galardón con el relato de aquel viaje de bodas de hace 60 años

Vivía con una estrecha paga de 800 pesetas. Aquello no le daba para mucho. Y, desde luego, no para el lujo de un coche. Pero sí para comprarse una moto. Una flamante Rieju 125 con la que devoró kilómetros y no pocas aventuras. Comenzando por su luna de miel. Con un maletón que sobresalía por todas partes, Mari Carmen y José Luis se embarcaron en un viaje a Madrid que nunca han olvidado. Seis décadas después, el entonces piloto decidió subirse de nuevo a la moto para dejarlo por escrito. «Hoy día no se le ocurre a nadie hacer ese viaje y menos con una Rieju, pero con 23 años todo es posible y con 83... solo lo puedes contar», explica José Luis Gessa, que comenzó a escribir ficción hace tres años para demostrar que nunca es tarde para empezar. Su aventura se titula 'El viaje en moto' y ha conquistado al jurado del Concurso de Relatos Cortos para Centros de Educación Permanente, que ayer le concedió uno de sus accésits.

La cara de este novel escritor no podía disimular su emoción. Y para empezar esta conversación confesaba que le sale mejor «escribirlo que contarlo». Pero habla con tal pasión que es difícil no sentirse atrapado por la historia de este gaditano que hizo la mili en la base aérea de Málaga y, tras una vida de trotamundos que lo llevó a Morón, Madrid y Brasil, regresó a la Costa del Sol para vivir cerca de sus hijos. «Nunca he dejado de estudiar, aunque me puse a escribir en serio cuando regresé a Málaga», relata José Luis Gessa, que ha trabajado como matricero en el mundo de la automoción y que, pese a no tener el bachiller, regresó a la escuela, ingresó en la universidad y, con esa máxima de no dejar de aprender, acabó sacándose incluso un doctorado en Economía.





«Con 23 años todo es posible y con 83... solo lo puedes contar», afirma el novel escritor 

De nada de esto presumió cuando, de vuelta a Málaga, se apuntó a las clases de la Escuela de Adultos Puerto de la Torre. «Un día me preguntaron por mi profesión y dije que albañil... ¿Cómo iba a decir que era doctor?», explica Gessa, que un día contó su luna de miel en dos ruedas y le animaron a que lo escribiera. Nunca pensó que acabaría recogiendo un premio literario. «Es que nos ocurrió de todo», señala en un intento de justificar un galardón del que tampoco quiere presumir.

En la primera parada para descansar del asfalto se olvidaron de la cámara de fotos en un bar, por lo que su álbum familiar está incompleto. Aunque a la vista del resultado no le hizo falta porque José Luis Gessa se guardó en la memoria las instantáneas de aquella luna de miel. Como la noche en Córdoba que se transformó en juerga flamenca cuando se encontraron con un gitano que tocaba y cantaba soleás como nadie. «Aunque del final de la noche no me acuerdo porque... bebimos un poco», rememora con una sonrisa burlona este autor que también sufrió un susto en aquel viaje.

Fue ya en el camino de vuelta. En una gasolinera. Después de repostar, con la maleta todavía más cargada con algunos recuerdos del trayecto, su mujer se subió a la Rieju y, cuando él se fue a montar, tropezó con el manillar y ambos se fuero al suelo de forma aparatosa. Todos los que estaban en la estación de servicio acudieron a ayudarles. Incluso un médico que andaba por allí. «Pero lo único que me dolía era la vergüenza por mi torpeza», recuerda José Luis que, mientras todo el mundo le preguntaba si estaban bien, sintió de pronto el abrazo de su mujer. «Me plantó un beso que todo el mundo se quedó mirando y rompieron a aplaudir», relata el protagonista de esta historia que nunca olvidará el sabor de aquel cariño. Un final romántico que este joven escritor de 83 años ha compartido en un relato que publicará el Ayuntamiento de Málaga. Para rellenar con palabras aquellas fotos que nunca hizo.



La historia de un hombre reiventado se lleva el primer premio
Muchos escritores comienzan a escribir desde su propia experiencia. Por eso no es extraño, que muchas de las historias presentadass y premiadas ayer en el Concurso de Relatos Cortos para Centros de Educación Permanente tuvieran una fuerte carga autobiografíca. Es el caso del accésit a José Luis Gessa ('El viaje en moto') y del ganador de esta última edición, Pedro Sánchez Ligero, un joven de 35 años que ha volcado su acelerada vida y su capacidad para reinventarse en 'Esas malas situaciones'. Un premio que, además de la publicación por parte del Área de Educación del Ayuntamiento, incluye una dotación de 700 euros.

El segundo premio fue para Rosalía Dolores Moreno, por el relato 'Pepe' (550 euros), mientras que el tercer puesto se lo llevó Francisca María Cabello con 'Fallou' (450 euros). Por su parte, los otros dos accésits concedidos por el jurado presidido por el profesor de la UMA y director de la Cátedra María Zambrano, Francisco Ruiz Noguera, han sido para Carmen Guillén Domínguez ('Una mujer con inquietudes') y José Espejo ('Superando las adversidades').

Francisco Griñán 

No hay comentarios:

Publicar un comentario