viernes, 14 de febrero de 2020

Nuria Espert: «Soy más bien cobarde pero en mi profesión soy muy valiente, siempre me ha gustado el riesgo


Desde hoy  14 al 23 de febrero
El 'Romancero Gitano' lorquiano, en versión de Lluís Pasqual, ocupará las tablas del Teatro Soho CaixaBank .

Con una trayectoria de más de 70 años, Nuria Espert puede presumir de haber trabajado con los más grandes de la escena teatral nacional e internacional. Desde los 13 años apuntaba maneras y directores como Josep María de Sagarra o Peter Brook ya calaron su talento. El día en el que se le acabe el entusiasmo, asegura, se retira. De momento, Nuria continúa dedicando su vida a la que ha siempre ha sido su pasión, el teatro.

'Romancero gitano' será la encargada de casi estrenar las tablas del Teatro Soho CaixaBank, tras 'A Chorus Line'. En la obra vuelve a encontrarse con Lorca, ¿cómo ha sido ese reencuentro?
Ha sido una maravilla y, además, me hace mucha ilusión actuar en ese teatro nuevo. Que después de 'A Chorus Line' quien aparezca sea García Lorca me ilusiona muchísimo, la verdad.

¿Qué le parece un proyecto como el del Teatro del Soho?

Me parece un proyecto muy generoso, alegre para la ciudad. Es una gracia y una joya más de las muchas que tiene esa ciudad encantada que es Málaga.

En una entrevista en 2009, Antonio Banderas aseguró que gracias a su hija, Alicia Moreno, está ahora donde está, ya que lo llamó para hacer unas pruebas y consiguió un papel en La hija del aire, ¿recuerda esta anécdota? ¿Cuál es su relación con el actor?
Lo recuerdo porque Antonio la ha contado muchas veces. Lo que hizo Alicia fue decirle que había unas pruebas que estaba haciendo Lluís Pasqual para las Hijas del Aire y que se presentara. Eso hizo y, naturalmente, Pascual lo eligió para un papel. Mis hijas han tenido con él una buena relación siempre. Yo lo conozco muy poco la verdad.

'Yerma', 'La Casa de Bernarda Alba'... Después de tantos años, interpretando y dirigiendo obras de Lorca, ¿qué significa para usted?
Es un puntal extraordinario en mi carrera. Son muchos años apoyándome en el grandísimo poeta y dramaturgo que es García Lorca. Yo creo que del siglo XX es el único que es mundialmente conocido.

Asegura que en la obra, además de los prólogos de Lorca, interpreta sus propias reacciones, ¿qué hay de la esencia de Nuria Espert en esta obra?
Quizás nunca he estado tan cerca de mí misma en ningún otro espectáculo. Hablo de cosas mías, íntimas y personales. Y no lo había hecho nunca. Es una obra lorquiana, llena de amor, violencia y poesía, con poemas estremecedores y bellísimos. Es un espectáculo hecho con muchísimo amor. Aparentemente muy simple pero juro que está hecho de lo mejor de nosotros.

A los 13 años, en su primera audición, Josep María de Sagarra aseguró que «tiene unos cojones como un toro», no se equivocó entonces, ¿no?
Siempre me ha gustado mucho el riesgo. Soy una persona más bien cobarde pero en mi profesión soy valiente. Para la vida soy súper pacífica y tranquila pero, en el escenario, el riesgo me tienta todo el tiempo y lo que deseo es trasladarme de algo difícil a una cosa aún más difícil. Siempre ha sido así de una manera natural, sin formularlo o sin que haya escrito una biblia de lo que tiene que ser una carrera. El teatro me transforma.

Es usted conocida por su autoexigencia, ¿ha sacrificado mucho de su vida personal por el teatro?
Creo que sacrificar no es la palabra, no tengo la impresión de haberme perdido algo valioso por el hecho de ser actriz. He tenido una familia maravillosa. Tengo dos hijas fabulosas y una nieta que dirige también teatro, aunque es muy joven. Qué más se puede pedir... Sólo suerte y entusiasmo. Mi carrera terminará el día que no tenga entusiasmo.

Aún así, pese a haber vivido situaciones difíciles, como aquella vez que se lastimó la muñeca o cuando falleció Armando Moreno, su marido, nunca ha cancelado una función, ¿qué tiene de sanador el teatro?
No lo puedo explicar, es tal como lo dices. El teatro es sanador y no es algo que me ocurra a mí solamente. Mis compañeros, todos ellos, están llenos de anécdotas de ese tipo. Llega la hora del espectáculo y tú dejas tu dolor físico o espiritual, lo aparcas y sales a hacerlo lo mejor posible. Y ya después regresas a la pérdida o al dolor. No sé explicar por qué nos pasa eso.

¿Sigue opinando que el mejor acto político para un actor es hacer buen teatro?
Sí, lo pienso así porque es donde yo me he hecho fuerte y he encontrado mi camino. Me parece que no hay otra cosa mejor pero no soy de fiar, eso lo digo porque mi vida ha sido así y el teatro ha sido una parte de mi vida importantísima. Digamos que teatro y familia han llenado, sin absolutamente nada más, toda mi vida.

Marta Román
La Opinión de Málaga

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