Mi padre siempre me decía “homo hominis lupus est” y que tu mejor amigo es potencialmente tu peor enemigo. Nunca le hice caso en este aspecto y los palos me han llovido a centenares. Aún así sigo confiando en que el ser humano es intrínsecamente bueno y doy un voto de confianza a tod@ aquel quien llega a mi vida, y una segunda oportunidad para quien reconoce su error y lo corrige. Simplemente no puedo de otra manera. No supe lo que es odiar y desear la venganza hasta cumplir los 37 años. Qué sensación tan horrible, que conflicto interior más devastador, qué obsesión! La traición y el daño hechos a conciencia con saña y alevosía y sin motivo aparente me dejaron noqueada sobre todo por no estar preparada para un golpe tan bajo de quien consideraba un alma gemela.
La destrucción premeditada de mis nuevas ilusiones recién encontradas tras el duelo por el proyecto musical por poco se materializa, si no fuera por el inmenso apoyo que recibí de otras personas, muchos estáis leyendo este capítulo ahora y os estoy infinitamente agradecida.
El tiempo cerró las heridas, pero no las interrogantes. Si bien ya no me importaban los hechos ni las palabras, seguía sin entender aquello.
Hasta que el enemigo decidió confesarse al no poder cargar más con la piedra de su culpabilidad. Y fue tan simple y grotesca la explicación que hasta me dio pena:
- Siempre quise ser como tú.
- Nadie te lo ha impedido: no desistas, estréllate y resucita, coge tu pluma y vuelve a escribir el guion de cine que quemaste. No dejes de soñar, vuela.
- Te quiero.
- Quiérete a ti mismo. Tatiana Minina
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