La velada sirvió a los malagueños para recordar auténticos himnos de una escena musical que rompió con lo establecido
La nostalgia mueve montañas. Ayer se demostró una vez más en el Auditorio, donde no es nada fácil reunir a casi 4.000 personas si no eres una estrella del pop nacional. La exitosa entrada quedó un poco deslucida porque la mayoría del público eligió las gradas, que se llenaron al instante, en lugar del espacio frente al escenario. Un claro indicativo de la edad media de los asistentes, atraídos por un programa de cuatro horas de rock andaluz en un espacio habitualmente reservado a otros estilos.
Los malagueños también fueron al Auditorio bajo la promesa de un viaje en el tiempo, hacia la juventud de la mayoría de ellos, marcada en mayor o menor medida por los tres grupos que iban a subir al escenario: Triana, Alameda y Medina Azahara. Toda una época, la de finales de los setenta y principios de los ochenta, condensada en tres bandas que hace tiempo que dejaron atrás su etapa más creativa, pero cuyo esfuerzo por seguir siendo apóstoles de una escena que rompió con lo establecido resulta encomiable.
Aunque el cartel los igualara, los más esperados fueron los primeros en subir a las tablas. Triana, el pilar de un movimiento renovador, no se guardó demasiado para más tarde y comenzó su repertorio con la mítica 'En el lago'. La banda sevillana ya no cuenta con ninguno de sus miembros originales en la formación -ahora de seis músicos en lugar de tres-, por eso se agradece el gesto de su actual vocalista, Juan Reina, que explicó brevemente cómo recogió el legado de Jesús de la Rosa, Juan José Palacios 'Tele' y Eduardo Rodríguez -aunque este último haya expresado su disconformidad con la explotación de las canciones del grupo- .
Fernando Morgado
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