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De Marisol a Danza Invisible pasando por Los Brincos, el cantante malagueño da una lección de cultura como exponente musical de la actual exposición del Thyssen
Los ‘parapapapá’ de Marisol y su ‘Corazón contento’ encarnados en la voz de Ojeda llevaron al éxtasis al centenar de asistentes que fueron contagiados por un estado de alegría que se propagó fila a fila, palmada a palmada. Vacías ya las copas y los vasos, el malagueño con una camisa escogida para la ocasión, y la chaqueta descansando casi desde el principio del concierto, avanzó brindando con Los Brincos, caña en mano.
El ambiente acogedor del patio central del museo y el tono informal característico de aquel que se considera «impulsor de proyectos y no un solista» asemejaron el evento a una reunión de amigos en la que el líder de Danza Invisible, escoltado por Miguel Paredes y Toni Romero, se había propuesto que nadie olvidara la noche. Caminatas por el pasillo, danzas sobre el escenario y la interacción con los entregados oyentes amenizaban el breve espacio entre cada tema. En ese repaso de la historia del pop, alguno de los más jóvenes desenfundó su ‘smartphone’ para que Google complementara sus conocimientos previos sobre un determinado episodio. No fue necesario rescatar el buscador para que los susurros de jóvenes y más crecidos acompañasen el ‘Mamy Blue’ de los Pop Tops.
Ojeda pareció volver a su juventud con sus más de 50 primaveras cada una de las veces que cerró los ojos en su narración cantada. En esa dinámica y cercana clase maestra del pop hubo mención especial a Málaga y provincia con Los Íberos y Los Gritos como protagonistas. El que llegara como adolescente a Torremolinos dejó hueco para la reivindicación de un reconocimiento a las bandas de pop que, afirmó, «han sido olvidadas por casi todos los ayuntamientos de la Costa del Sol».
La fusión entre la obra que alberga el Thyssen con ‘Reflejos del pop’ y ‘Pop Tops’ y las palabras que escaparon de los labios de Ojeda alcanzó la mayor de las armonías. Los que ocupaban las más de cien sillas del espacio volvieron a casa empapados de pop en una intensa dosis de cultura que finalizó con la locura desenfrenada que conlleva su clásico, ‘Sabor de amor
Javier Pachon
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