El grupo, que en su día convenció a los locales y restaurantes de la plaza para que financiasen la música en directo, ha creado con su propuesta uno de los mejores ambientes de la feria del Centro
El programa musical de la Feria de Málaga nunca ha destacado por su variedad y originalidad. Los encargados de programar –los responsables de nada menos que tres áreas municipales: Juventud, Cultura y Fiestas–, llevan una eternidad repitiendo los mismos esquemas, algunos tan manidos como un estribillo de Georgie Dann, y dando vueltas alrededor de las mismas ideas. El resultado: una celebración repetitiva que de tanto pensar en el gran público excluye al pequeño; a ese que no se arrebata con los verdiales, las rumbas ni las letras de Los Caños. Pero otra feria es posible, aunque venga impulsada desde la iniciativa privada.
El programa musical de la Feria de Málaga nunca ha destacado por su variedad y originalidad. Los encargados de programar –los responsables de nada menos que tres áreas municipales: Juventud, Cultura y Fiestas–, llevan una eternidad repitiendo los mismos esquemas, algunos tan manidos como un estribillo de Georgie Dann, y dando vueltas alrededor de las mismas ideas. El resultado: una celebración repetitiva que de tanto pensar en el gran público excluye al pequeño; a ese que no se arrebata con los verdiales, las rumbas ni las letras de Los Caños. Pero otra feria es posible, aunque venga impulsada desde la iniciativa privada.
Para constatarlo sólo hay que pasarse una tarde por la plaza de Las Flores, donde los malagueños Free Soul Band cumplen diez ferias animando al público con los ritmos de James Brown, Wilson Pickett, Aretha Franklin y Sam Cooke. Fue en 2007 cuando el batería del grupo, Kiko Moya, planteó a sus compañeros el reto de hacer que la feria bailase soul. «Agarramos nuestro equipo y nuestros instrumentos y convencimos a los locales y restaurantes de la plaza para que financiasen la música en directo. Y así llevamos diez ferias. De repente nuestros conciertos se convirtieron en una alternativa. El ambiente que se crea desde entonces en la plaza es increíble: muy familiar y sin que nunca haya surgido ningún problema», relata orgulloso Moya.
El esfuerzo que los ocho miembros del grupo realizan durante las ocho jornadas consecutivas de feria sólo lo conocen ellos mismos. Pero les recompensa: «Si la Free tiene tantos seguidores es por la feria. La comunión que se crea con el público es increíble y nosotros lo damos todo», sostiene el batería. Año tras año, la banda solicita apoyo logístico al Ayuntamiento sin que éste, hasta hoy, haya puesto más que un punto de luz para enchufar los instrumentos y una tarima de madera como escenario.
Pero la desidia municipal no ha podido con ellos. Las actuaciones de la Free Soul Band, lideradas por el tándem formado por los cantantes Javito y Suzette, forman parte de la historia de la feria malagueña por méritos propios. Son muchos los feriantes que disfrutan y bailan temas como Land of 1.000 dances, What a wonderful world, I feel good o Everybody needs somebody, todos ellos en las antípodas del reguetón. La Free Soul Band ha construido con su música esa otra feria tan enriquecedora como necesaria.
Este año el Consistorio ha decidido combatir el botellón feriante con música en directo en distintas plazas del Centro. Para esta «idea» sí que hay caché para las bandas y equipo y escenario profesionales. La Free Soul Band no verá nada de esto, pero ellos saben que su recompensa no pasa por los despachos sino por las venas de los que cada tarde de feria les entregan su corazón.
Jesus Zotano
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