Me parece increíble lo que he tardado en leerme este libro. He incorporado, con tal verticalidad, la lectura de 'Una vida subterránea. Diario 1991-1994', de Laura Freixas, publicado por errata naturae, a mi esqueleto lector, a mi musculatura emocional, que tengo la impresión de que sólo me he leído este libro.
Lo he incorporado a este aprendizaje diario por ser quien intento ser -profesional, madre, compañera, amiga, hermana, hija-; me ha ayudado a entender ese tránsito/muesca que irrumpe en nuestra identidad cuando el ejercicio de la maternidad, del cuidado -qué bonito es cuidar de otro sin esperar nada a cambio, quizá el último acto verdaderamente romántico, alejado del Yoismo que nos come y devora-, se presenta como urgencia, como atalaya. Como aquello que te hace ser más generosa y consciente del suelo sobre el que caminas.
Qué privilegio es ser mujer. A pesar de la desigualdad, de todos los frentes abiertos, de la lucha casi telúrica, de tener que explicar a diario los motivos por los que quiero una sociedad feminista, por qué quise ser madre,... a pesar de todo. Qué suerte ser mujer.
Gracias, Laura Freixas por escribir esta maravilla (en septiembre, te lo agradeceré en persona).
Cristina Consuegra
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