Si aceptamos que en la vida una de las cosas más valiosas es el tiempo (por ser limitado y efímero) tendremos que aceptar también que cuando pasamos tiempo con un amigo le estamos regalando lo más valioso que tenemos y que él, recíprocamente, hace lo mismo con nosotros. Y si el tiempo es tan valioso es una responsabilidad, casi un deber diría, conceder importancia a la elección de con quién lo pasamos (algo que, claro, podríamos hacer extensivo a la pareja, cómo no). Decidir con quién pasamos nuestra vida, a qué personas nos arrimamos, con quién conversamos, a quién abrazamos, de quién aprendemos, a quién admiramos (y por qué), con quién nos reímos o lloramos es una decisión de mucho más calado, pienso, que el trabajo que lleguemos a desempeñar o el lugar en el que lleguemos a vivir. Con los amigos la vida se enciende y se ensancha, los amigos son una red y un trampolín, el aire y el suelo.
Marcos Díez
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