No estaría mal la iniciativa, si de hacer más laica esa efemérides religiosa se tratara, pero conociendo que estaocurrencia parte de un partido político católico, donde los haya, más bien se antoja que otros y resabiados motivos se tendrían para acabar, en caso de necesidad votando el mismísimo día de Navidad. También pudiera ser el caso de que, al cuadrar el calendario, la fecha del discurso de investidura se haya puesto en función de la apretada agenda del actual presidente del gobierno en funciones Mariano Rajoy. Pero esa hipótesis, que parecería razonable, a cualquier persona que no diera mayor énfasis a un día que otro, se antoja harto difícil de sostener.
Y ya suena, no el 25 sino, el 18 y, claro está, en este día nada de “fun fun fun”. Aunque a fuerza de adelantar todo, rebajas incluidas, a esas alturas del mes decembrino, de turrón puede estar más de una persona hasta las “trancas”, hartas y embriagadas de fervor patriótico, lúdico, festivo, o de mala, muy mala “política”. Hasta que llegue ese momento, aún pueden sorprender, a propios y a extraños, que Ciutadans apoye, por “responsabilidad”, una investidura in extremis, de Pedro Sánchez, por aquello de: “mejor con gobierno, aunque sea malo, que sin gobierno”. Incluso siendo muy, ¡pero que muy malo!, porque sólo el PSOE con el apoyo de Podemos, afines y nacionalistas es posible sumar 180 sies. ¡Ah! No será preciso recordarle a nadie que estas “componendas” también serán democráticas y, sobre todo, que es en ese preciso momento cuando se ganan o se pierden unas elecciones. Aunque para esto Pedro tenga que poner orden en el gallinero de su partido y asumir como organización que o de esta forma o más PP para rato. Los catalanistas tampoco están tirar cohetes y las citas electorales en Galicia y País Vasco suenan a incremento de la presencia de las fuerzas del cambio (de verdad).
Mientras tanto, la vida sigue, con todas las dificultades de siempre, con nombramiento inconsecuente, e incluyendo inicios de curso con falta de profesorado, que hasta el 22 no parece se contrate, obras sin acabar, amianto, temperaturas extremas (40-43 grados)… todo ello agravado porque la juventud se va marchitando, cada día que pasa, sin presente ni futuro. ¿Hasta cuándo? Fun fun fun.
Rafael Fenoy
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