Una histórica conjunción planetaria como aquella que unió a Obama con
Zapatero en el mismo momento y en el mismo lugar será la responsable de
que ayer coincidieran en el tiempo dos días relevantes para toda la
humanidad: el día más triste del año, 'blue monday', y el día
internacional de la croqueta. Todo en uno. Vayamos por partes.
Hace unos años, un psicólogo tentado por una oferta que no pudo
rechazar tuvo el encargo de averiguar cuál era el día más triste del
año. Se inventó una fórmula delirante con el que echó por tierra parte
de su prestigio pero se dio a conocer internacionalmente, cosas que a
veces van ligadas, y 'blue monday' dejó de ser para siempre sólo una
canción de New Order.
Dicha fórmula, escrita en dos tardes, tiene en
cuenta factores tan melosos como las deudas, el clima, la cuesta de
enero o la inagotable frustración de haber incumplido todos los
propósitos de año nuevo. Efectivamente ayer, un lunes mortal, fue el día
en el que todos volvimos a fumar, y nuestra flamante 'dieta detox'
volvió a transformarse en la 'dieta tox' de siempre. Ayer empezamos a
dejar de ir al gimnasio pero no de pagarlo, fomentando la teoría popular
que dice que esos lugares tortuosos viven de la gente que paga pero que
no va. Con los supuestos descriptores de la realidad se produce además
un fenómeno curioso: la intentona de definición científica del día más
triste del año suscita que ese día ya resulte mustio de por sí. Dicho de
otro modo, la mera definición de la tristeza ya supone un motivo para
la tragedia.
Sin embargo, la comunidad internacional tenía un suculento y casual
'as' bajo la manga: el día mundial de la croqueta. Todos conocemos a
personas que encuentran en el vertiginoso mundo de la croqueta el
elemento ideal para regular sus estados de ánimo. La croqueta tiene ese
matiz maravilloso de comidas que se inventaron para los reyes y luego se
popularizaron tanto que perdieron la categoría de élite, como el
sándwich mixto, al que por cierto ya casi nadie reivindica. Para eso
tiene la croqueta su día internacional, para mitigar las tristezas más
ansiosas a golpe de crujientes de bechamel.
Ahora sucede que entre los 'blue monday', los 'black friday', el
'Halloween', el entierro del boquerón, el Domingo de Ramos, el crucero
más grande o lo de San Ciriaco cada vez cuesta más encontrar en el
calendario un día que pueda ser considerado normal. Cansados de que
siempre pase algo, hay ganas de vivir nuestro día 'back to normal' pero
no será esta semana, porque volveremos a ver a políticos y otros
especialistas en turismo haciendo la croqueta por los pasillos de Fitur.
Encima será la semana más fría en mucho tiempo gracias a una ola del
Este que provocará que sigamos habitando en un evento perpetuo y
haciendo aquello que últimamente mejor se nos da, que es batir récords
(o bechamel).
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