La obra arranca cuando esos dos hermanos, después de haber vivido largo tiempo separados, son convocados a cuenta de un asunto inesperado. Su padre, ya fallecido, les deja en herencia medio millón de euros con una condición expresa en su testamento: ninguno de los dos debía conocer la existencia de este dinero hasta diez años después de su muerte. A lo largo de esta década, los dos hermanos se han convertido en extraños: uno, hombre de familia, es padre de una niña que sufre una enfermedad rara y trabaja a destajo para financiar una investigación que podría mejorar la calidad de vida de la pequeña; el otro, "una bala perdida", en palabras de Bujalance, ha fracasado en varios negocios y en el momento de conocer la noticia de la herencia regenta un prostíbulo.
"El personaje con la hija considera que si su padre hubiera sabido en vida que tenía una nieta con una enfermedad rara le hubiera dado todo el dinero a él, puesto que con ese medio millón de euros se puede financiar una investigación para curar a su descendiente. Sin embargo, el otro hermano cree que no hay nada de lo que hablar. Legalmente tiene todo el derecho a quedarse con la mitad de la fortuna, pero ¿es eso legítimo y ético?", se cuestiona.
Durante el transcurso de este drama que bebe de autores americanos como Arthur Miller y David Mamet se indagará en temas como los vínculos familiares y la justicia como convención social, transportando al espectador a un laberinto de razones y emociones donde nada es lo que parece. "Uno de los personajes acaba investigando cómo ha amasado su progenitor tal cantidad de dinero", revela Bujalance, que en seguida se pregunta: "¿Y si no es legítimo ni legal el origen de tal patrimonio?". La respuesta se desvelará en la sala Maynake desde hoy y hasta el último fin de semana de febrero, mes en el que se estrenará otra obra escrita por el periodista malagueño, La presa, dirigida por Eduardo Velasco y aupada por Factoría Echegaray
Isabel Vargas
No hay comentarios:
Publicar un comentario