Foto: tiojimeno |
El dibujante Steve Ditko (89 años) es el reverso moral del guionista Stan Lee (94 años), con el que comparte también la autoría de Doctor Extraño.ç
En julio está previsto el estreno de Spiderman: Regreso a casa. En agosto, hará 55 años que el hombre araña hizo su primera aparición en Amazing Fantasy. Dos autores maduros –el guionista Stan Lee y el dibujante Steve Ditko– crearon al superhéroe adolescente en 1962. Los dos viven. Lee tiene 94 años. Ditko, 89. Están reñidos hace años por la aportación de la coautoría de Spiderman y de Doctor Extraño, otro personaje de Marvel (con película en 2016).
Lee y Ditko son vital y moralmente antitéticos. Lee hace un pequeño cameo en cada película importante del sello Marvel. No hay fotos disponibles de Ditko que no tengan más de cincuenta años. Stan ha escrito su autobiografía en cómic. Steve cree que su vida no le interesa a nadie y que sólo importan su obra y sus ideas. Stan Lee hizo de Marvel un imperio porque sus superhéroes son imperfectos y neuróticos. Steve Ditko se negó a dibujar superhéroes con defectos y dudas morales y esa idea ha limitado su obra y determinado su vida hasta convertirlo en un autor minoritario y en un bicho raro.
¿Ideas y superhéroes en lucha? Sí. En 1993 Jim Shooter, que había fundado Defiant comics, llamó a Steve Ditko para crear juntos un personaje. Shooter, conocedor de los reparos ideológicos de Ditko, le propuso la serie Dark Dominion, en la que el protagonista, Michael Alexander, no era un superhéroe y obtenía sus capacidades con esfuerzo, sin ayuda extraterrestre, picaduras de araña radiactivas y otras mandangas del género. La historia iba bien hasta que Ditko –que tenía 66 años y llevaba más de 40 en el oficio– se presentó ante Shooter y le dijo que tenía que dejar de dibujarlo porque la historia era platónica y él era aristotélico.
El estudioso Florentino Flórez (Avilés, 1961) explora al hombre y su obra en Ditko Unleashed. An american hero, catálogo de una exposición que se celebró en Palma de Mallorca, donde el asturiano es profesor de Ilustración, Diseño Gráfico y Teoría de la Imagen en la Escuela Superior de Diseño de las Islas Baleares. Flórez aspiró al premio Eisner, el Oscar del cómic, por su trabajo anterior sobre Wally Wood. Fue miembro del Salón del Cómic Principado de Asturias y uno de los críticos de la revista El Wendigo.
Steve Ditko (Johnstown, Pensilvania, 1927) es un autor respetado por la profesión, al que Flórez defiende como un gran narrador visual. Tiene fieles seguidores, pero en seis décadas de trayectoria sólo conoció el éxito grande durante los cuatro años que dedicó a Spiderman.
En 1960 Steve Ditko trabajaba para Stan Lee dibujando historias cortas de monstruos y de asuntos paranormales con final inesperado que trasladaban a los tebeos la fórmula que triunfaba en la televisión con La dimensión desconocida (The Twilight Zone). Ditko había sido alumno de la School of Visual Arts y compartía estudio en la calle 43 de Nueva York con su compañero académico Eric Stanton, un virtuoso de los cómics sadomasoquistas. En 1961 Stan Lee descubrió el éxito creando Los 4 Fantásticos, que dibujó Jack Kirby. Luego llegó Hulk. Spiderman fue el tercero. Se lo encargó a Jack Kirby, su artista estrella, quien diseñó otro adulto forzudo con máscara, botas rudas y una pistola que lanzaba redes. A Lee le recordó un personaje que ya existía, no quiso problemas de plagio y pasó el encargo a Ditko. El dibujante imaginó el traje que conocemos con un cuerpo adolescente dentro, esa máscara extraña que cubre la cara entera y no deja ver los ojos y el dispositivo que lanza redes desde la muñeca.
Spiderman fue un éxito inmediato. La forma que tenía Stan Lee de hacer los guiones y patrimonializar los personajes le causó problemas con los dibujantes. Sus indicaciones eran muy someras, el trabajo de los dibujantes mucho más pesado, su protagonismo –«Stan Lee presenta»– mucho mayor y los beneficios obtenidos inconmensurablemente incomparables. El director de Marvel no ha dejado contento entre sus principales colaboradores. Ditko explicó claramente sus quejas respecto a Spiderman y a Doctor Extraño.
Doctor Extraño fue una idea suya que Stan Lee aceptó y desarrolló sin demasiada fe. No hay duda de que Doctor Strange es, antes que nada, un concepto visual y un repertorio de magia gráfica que está en toda la obra de Ditko.
En opinión de Ditko, Lee pretendió frivolizar el conflicto dramático de Spiderman.
A los lectores iniciales no les gustaba la tía May y Lee pensó en matarla, sin tener en cuenta las consecuencias. Las consecuencias, según Ditko, eran que el huérfano Parker se iría a vivir al Daily Buggle, como Clark Kent (alter ego de Superman) vivía en el Daily Planet. Lee quería rebajar la asquerosidad del carácter del editor J. J. Jameson; Ditko quería que los lectores amaran odiarlo. Lee quería que el Duende Verde tuviera un origen fantástico. Ditko hizo un supervillano normal. Ditko quería hacer un personaje distinto, que no se pareciese a otro. A la altura del número 25 de Spiderman, Lee y Ditko dejaron de hablarse. El artista Gil Kane resumió el conflicto en las personalidades: Stan Lee cambiaba continuamente y Ditko no cambiaba nunca.
En el cuarto año de Spiderman, Ditko fue a la mesa de Sol Brodsky, ayudante de Stan Lee, y anunció que dejaba Marvel. No dio ninguna explicación. Stan Lee tampoco salió a pedírsela. Cuando Lee anunció en una charla en la Universidad de Princeton que Ditko dejaba Marvel y por tanto Spiderman y Doctor Extraño, fue abucheado.
Spiderman siguió con un enorme éxito en manos del excepcional John Romita. Ditko se fue a la editorial Charlton, mucho más modesta, donde trabajó en Capitán Atom, remozó Blue Beetle y creó The Question. En esos personajes empezó a poner blanco sobre negro su pensamiento, inspirado por Ayn Rand, filósofa y escritora estadounidense de origen judío ruso, autora de El manantial y La rebelión de Atlas, y de un sistema filosófico al que llamó «objetivismo» que defiende el egoísmo racional, el individualismo y el liberalismo como el único sistema económico que le permite al ser humano vivir como ser humano, usando de su facultad de razonar. Rand rechazaba el socialismo, el altruismo y la religión, muy especialmente la cristiana porque no podía aceptar que Cristo, el ideal, se sacrificara por unos malvados que se supone entendieron su sacrificio.
En los cómics de 1968, dirigidos a jóvenes que respiraban el fenómeno hippy, Ditko hacía personajes que no admitían ni sacrificio, ni piedad ni relativismo moral. Si eres bueno no puedes admitir la corrupción.
Las ofertas de otras editoriales hicieron de su trabajo un peregrinaje. En DC, la editorial de Superman y Batman, aguantó unos meses por los mismos motivos. A partir de entonces su trabajo fue saliendo siempre en editoriales pequeñas e incluso alternativas. Su personaje Mister A, un tipo vestido impecablemente de blanco que lucha incesantemente contra los espacios negros de la corrupción, la debilidad, la tolerancia, los hippies y la masa, se publicó en revistas prácticamente underground convirtiéndose en el mensaje alternativo dentro de los cómics alternativos. Muchos jóvenes del 68 se habían hecho guionistas y editores.
La salmónida contracorriente de este autor a contratiempo creó una gran paradoja que destaca Flórez. En los ochenta, DC compró el catálogo de personajes de Charlton comics. El guionista estrella Alan Moore quiso acabar de una vez por todas con los superhéroes usando esa escudería de personajes. DC no se le permitió pero, con pocas variaciones, Moore hizo Watchmen, reverso moral del mundo y de los personajes en los que Ditko había trabajado su ideario de individualismo y virtud.
Como Ditko es un buen profesional muy respetado en el oficio, regresó varias veces a las editoriales grandes pero siempre creando problemas en un negocio apresurado y muy celoso de los plazos de entrega. El gran guionista liberal (izquierdista) y católico Dennis O´Neil planteó una historieta en la que Iron Man, alcoholizado, destruía un bar. Para O´Neil, un superhéroe que superaba su alcoholismo era doblemente heroico, pero para Ditko o eres un héroe o eres un borracho. Marie Severin dibujó esa página. En los ochenta, cuando Jim Shooter dirigía Marvel –la editorial que triunfó gracias a las imperfecciones de los superhéroes– le planteó a Ditko por qué había dibujado Spiderman si era imperfecto. Ditko respondió: «Spiderman todavía no era adulto. Un chico puede cometer ciertos errores pero...».
Su última obra para Marvel, a mediados de los años ochenta fue ROM, un robot creado por una línea de juguetes, un trabajo que no quería nadie. Él sí. Los robots no tienen dilemas morales. El bueno era óptimo, y los malos, pésimos.
En el cuarto año de Spiderman, Ditko fue a la mesa de Sol Brodsky, ayudante de Stan Lee, y anunció que dejaba Marvel. No dio ninguna explicación. Stan Lee tampoco salió a pedírsela. Cuando Lee anunció en una charla en la Universidad de Princeton que Ditko dejaba Marvel y por tanto Spiderman y Doctor Extraño, fue abucheado.
Spiderman siguió con un enorme éxito en manos del excepcional John Romita. Ditko se fue a la editorial Charlton, mucho más modesta, donde trabajó en Capitán Atom, remozó Blue Beetle y creó The Question. En esos personajes empezó a poner blanco sobre negro su pensamiento, inspirado por Ayn Rand, filósofa y escritora estadounidense de origen judío ruso, autora de El manantial y La rebelión de Atlas, y de un sistema filosófico al que llamó «objetivismo» que defiende el egoísmo racional, el individualismo y el liberalismo como el único sistema económico que le permite al ser humano vivir como ser humano, usando de su facultad de razonar. Rand rechazaba el socialismo, el altruismo y la religión, muy especialmente la cristiana porque no podía aceptar que Cristo, el ideal, se sacrificara por unos malvados que se supone entendieron su sacrificio.
En los cómics de 1968, dirigidos a jóvenes que respiraban el fenómeno hippy, Ditko hacía personajes que no admitían ni sacrificio, ni piedad ni relativismo moral. Si eres bueno no puedes admitir la corrupción.
Las ofertas de otras editoriales hicieron de su trabajo un peregrinaje. En DC, la editorial de Superman y Batman, aguantó unos meses por los mismos motivos. A partir de entonces su trabajo fue saliendo siempre en editoriales pequeñas e incluso alternativas. Su personaje Mister A, un tipo vestido impecablemente de blanco que lucha incesantemente contra los espacios negros de la corrupción, la debilidad, la tolerancia, los hippies y la masa, se publicó en revistas prácticamente underground convirtiéndose en el mensaje alternativo dentro de los cómics alternativos. Muchos jóvenes del 68 se habían hecho guionistas y editores.
La salmónida contracorriente de este autor a contratiempo creó una gran paradoja que destaca Flórez. En los ochenta, DC compró el catálogo de personajes de Charlton comics. El guionista estrella Alan Moore quiso acabar de una vez por todas con los superhéroes usando esa escudería de personajes. DC no se le permitió pero, con pocas variaciones, Moore hizo Watchmen, reverso moral del mundo y de los personajes en los que Ditko había trabajado su ideario de individualismo y virtud.
Como Ditko es un buen profesional muy respetado en el oficio, regresó varias veces a las editoriales grandes pero siempre creando problemas en un negocio apresurado y muy celoso de los plazos de entrega. El gran guionista liberal (izquierdista) y católico Dennis O´Neil planteó una historieta en la que Iron Man, alcoholizado, destruía un bar. Para O´Neil, un superhéroe que superaba su alcoholismo era doblemente heroico, pero para Ditko o eres un héroe o eres un borracho. Marie Severin dibujó esa página. En los ochenta, cuando Jim Shooter dirigía Marvel –la editorial que triunfó gracias a las imperfecciones de los superhéroes– le planteó a Ditko por qué había dibujado Spiderman si era imperfecto. Ditko respondió: «Spiderman todavía no era adulto. Un chico puede cometer ciertos errores pero...».
Su última obra para Marvel, a mediados de los años ochenta fue ROM, un robot creado por una línea de juguetes, un trabajo que no quería nadie. Él sí. Los robots no tienen dilemas morales. El bueno era óptimo, y los malos, pésimos.
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