martes, 18 de abril de 2017

El pastel de Trump ... por Juan José Millas.

La mejor hora para matar es la del café, después de una comida regada con los mejores vinos de la tierra. ¿Por qué? Porque uno se siente en paz con su estómago, que es como sentirse bien con el mundo, y mata menos, o con una pizca de piedad. Quizá incluso con educación:

-Usted perdone que le mate.


Un verdugo que te pide perdón antes de apretar el tornillo del garrote vil te desarma (emocionalmente hablando, se entiende). Franco, el señor del Valle de los Caídos, ese monumento cuya fealdad carece de parangón, signifique lo que signifique parangón, firmaba las sentencias de muerte a los postres, porque era el momento del día en el que se sentía más generoso y de cada nueve o diez sentencias, apartaba una. Esa es la leyenda. No sabemos cuánta gente debe su vida a un solomillo con patatas. Los historiadores no entran en estos asuntos porque son muy difíciles de documentar. Ahora bien, nadie duda de que cuando Franco tenía ardor de estómago, aquí se fusilaba a mansalva. El Valle de los Caídos pudo ser perfectamente la traducción en piedra de una flatulencia o acumulación de gases en las entrañas del Caudillo.

A mí un día, hace años, me entró un ladrón en casa a las tres de la madrugada. Como duermo mal, oí ruidos, me levanté y nos encontramos en el pasillo: yo, en pijama; él, con un cuchillo de cocina que lanzaba reflejos en la penumbra. Cuando estaba a punto de clavármelo, sonó su móvil, lo cogió sin dejar de amenazarme y se echó a llorar porque su madre acababa de fallecer. Tuve que consolarle, invitarle a un café y llevarlo luego al tanatorio, pues había venido a robar sin coche. Quizá estoy vivo por aquella llamada. ¿Es increíble o no?

Viene todo esto a cuento de que Trump ordenó bombardear Siria después de comer. «Estaba sentado a la mesa», contaría después, «habíamos terminado de cenar y en ese momento estábamos tomando el postre, el más bonito pastel de chocolate que hayas visto jamás». Y en ese trance digestivo, ordenó lanzar 59 misiles, él dijo que contra Irak, porque no sabía ni a quien estaba matando, la cosa era ayudar a la digestión, pero ¿cuántos misiles habría enviado de no ser por el pastel de chocolate?

Juan José Millas.

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