El cómico malagueño intenta retomar su vida sin perder de vista las indicaciones de los médicos, «que son muchas como para acordarse bien»
«¿Cómo estás, fenómeno?». Así saluda Gregorio Sánchez, conocido comoChiquito de la Calzada. Hace el amago de levantarse de la mesa, pero tanto su interlocutor como él mismo saben que es una hazaña innecesaria. «Estoy bien, ya estoy mucho mejor, pero lo he pasado regular ‘na más’». Tras su paso por el hospital, donde fue ingresado el sábado pasado al sufrir una caída, el humorista ya ha vuelto a hacer casi vida normal, es decir, ha vuelto a sonreír, a ver a sus amigos, ha vuelto a su asiento habitual en El Chinitas, y hace un esfuerzo por volver a la rutina aunque todavía tiene «el susto en el cuerpo». Mientras conversa con este periódico, todo el que pasa por la calle y lo ve de espaldas le reconoce hace gestos, aunque sea una simple sonrisa. Dentro del bar, varios clientes se acercan, temerosos, a saludar y a regalarle buenos deseos. «Gracias, gracias de verdad», responde.
Aquellos que le conocen saben que está algo desmejorado, y él lo asume. «Hoy voy a comer un caldito y estoy bebiendo agua», señala. No es tiempo de excesos. De hecho, los médicos le explicaron «un montón de cosas» que ya no puede hacer, demasiadas para que se acuerde. «También se las han explicado a mis amigos, a los que me cuidan, porque si no...».
Gregorio no niega la evidencia. «Ha sido un buen susto», explica, aunque admite que no se acuerda de casi nada de lo que ocurrió. «Conforme pasan los días ya se me olvida todo lo malo». En el hospital le trataron «de lujo» aunque no podía dormir bien ni comer a causa del cuadro médico.
«La gente se ha preocupado y me ha recordado que me quiere mucho, es una sorpresa»
«Conforme pasan los días me acuerdo menos de lo que pasó, no recuerdo a los que me sacaron de casa»
De nuevo, vuelven a interrumpir la conversación. «Qué alegría Chiquito, cuídate que te veo, ¡Cuídate!». Él le da la mano y asiente, «¡vale!». Sentado a su lado está Francisco Sánchez Rosso, uno de los propietarios del Chinitas y amigo de Chiquito «de toda la vida». El hostelero asegura que el cariño que ha recibido el malagueño «no tiene nombre, desde el primer día muchísima gente ha venido a preguntar por su salud». El humorista asiente sonriendo. «Todo el mundo se ha preocupado por mí y me han recordado que me quieren mucho, eso ha sido una sorpresa porque yo vivo por Málaga, por mi tierra».
Una nueva interrupción, esta vez de un chico que viene a vender pan árabe. Quizá no sepa quién es Chiquito, pero el humorista se maravilla de las capacidades de negociación del joven. «Tres euros, no dos, tres», dice el vendedor. «¡Cómo regatea el niño!». Chiquito aprovecha la ocasión para explicar que no sabe cómo darle las gracias a todos aquellos que se le han trasladado muestras de cariño, también en las redes sociales, donde los mensajes de apoyo dirigidos hacia el malagueño se contaban por miles. El caldo llega a la mesa y la breve conversación llega a su fin. Se despide, como siempre hace: «Eres un fenómeno».
Fernando Torres
Diario Sur
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