Guernica en Málaga el jueves próximo.
Pero el bombardeo, feliz en este caso, estallará únicamente en el virtuoso percutir de las teclas del piano. Tito García ha querido hacer honor a la ciudad de su infancia, aunque viva y trabaje en Madrid –donde vive desde hace años con sus hijos y su mujer, periodista–, comenzando su gira de conciertos en la Sala María Cristina, de la Fundación Unicaja, en un pase organizado por la Sociedad Filarmónica. Guernica la estrenó en mayo en uno de los cuatro templos musicales donde se mide un concertista clásico de alto nivel, en la Philharmonie de Berlín. Tito ha tocado ya en los cuatro. Además de en la Filarmónica de Berlín, lo ha hecho en el Teatro Colón de Buenos Aires, el más importante de Iberoamérica; en el Auditorio Nacional de Música, en Madrid; y en el legendario Carnegie Hall neoyorquino.
Precisamente de ese último concierto americano surgió su disco Quijote en Nueva York.
Tito García trabaja con la plausible obsesión de llevar la música española al mundo. En esa línea cree que los compositores españoles actuales deben asumir el reto de dar a conocer fuera la calidad de lo que hacen. Su propia vida siguió ese patrón. Tito se fue pronto a estudiar a Alemania. Allí hizo su carrera como músico –que es como él se considera, más que sólo un excepcional pianista–. Hoy habla inglés y alemán, pero mantiene su jerga malaguita. La pasión por la lengua hablada y escrita y el gusto por la música les viene por partida doble a él y a sus cuatro hermanos. Conozco y quiero bien a su familia.
Sus padres, Charo y Jesús, son profesores de Literatura jubilados, de origen castellano viejo, civilmente inquietos e imparables viajeros. Jesús ha publicado dos novelas de fuste, El Baco y El enigma de Baphomet. Charo estudió piano y Jesús violín. Hay cierta luz renacentista en la malagueña casa familiar del Rincón de la Victoria.
Tito cree apasionadamente en la figura del intérprete compositor. Y predica con el ejemplo de su propia excelencia en ese perfil. Compagina la docencia con la actividad artística profesional. Es profesor de piano en la Universidad Pontificia de Madrid y en el Conservatorio. También da clases particulares a jóvenes que andan terminando la carrera. No le hace asco a los verdiales ni a la música moderna. Sobre todo, escucha el pop y el rock británico y americano de los 60 y 70: Beatles, Queen, Bowie y el jazz latino de Chucho Valdés (con quien ha compartido algunas veladas en la casa que tiene en Benalmádena el gran pianista y compositor cubano).
Pero su fuerte como artista son los románticos alemanes: Beethoven, Schumann y Brahms.
Hace unas semanas no pude juntar a aquellos tres clásicos, pero sí a tres grandes en una cita improvisada en el Conservatorio de Málaga. Tito García iba a tocarle su Guernica a puerta cerrada a su amigo ´Villa´ (otro crack malagueño, José Antonio Villalobos, que vive actualmente en Los Ángeles componiendo para cine). Me lo dijo, y hasta allí me encaramé con uno de los mejores barítonos del mundo, el también malagueño Carlos Álvarez. Tengo el vídeo en el móvil. Se ve a Carlos pasándole las hojas de la partitura a mano a un Tito emocionado que estuvo emocionante. La amistad y la genialidad al servicio de la música€ Guernica en Málaga, el jueves próximo.
Domi del Postigo
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