El Unicaja anda desconectado poniendo en riesgo su clasificación para la Copa del Rey. No es extraño perder en la competición en la que está inmerso el equipo, esa suma entre partidos ACB y Euroliga. Sí lo es, dar muestras de fragilidad frente a equipos que deberían superar y que ahora no lo hace. No es nada fácil. El Unicaja no tiene ninguna exclusividad en la derrota, otros equipos están sufriendo de igual forma las exigencias del calendario.
El baloncesto no es una estadística. La estadística representa el estado anímico del equipo a nivel colectivo e individual de una forma numérica. Los porcentajes de acierto en el tiro tienen mucho que ver con el grado de confianza que tiene el jugador, y cómo se encuentre mentalmente. ¿Su rol dentro del grupo está claro?, ¿hay equilibrio entre el juego interior y exterior, si es que tenemos los recursos necesarios?, ¿la comunicación del equipo técnico con sus jugadores es fluida y sincera? Podríamos hacernos más preguntas, razonadas y sin caer en el fatalismo, pero corresponden a quienes están viviendo ese día a día. Este artículo sólo pretende reflexionar.
Los resultados, sean positivos o negativos, tienen su pasado. El Unicaja viene de ganar un título la temporada pasada cuando peor pintaban las cosas. Aquello que suponía entrar por la puerta grande en la Euroliga, implicaba una enorme responsabilidad e inversión para estar de nuevo entre los mejores de Europa. Se avecinaba una temporada apasionante, estar competiendo con los mejores, y eso exige un rendimiento difícil de alcanzar.
Grandes entrenadores que han venido de fuera de España, apenas han podido o sabido compaginar una competición europea con la siempre exigente ACB. El Unicaja tiene a un gran entrenador, tal vez saturado a estas alturas de competición por todo lo vivido anteriormente, y le falte frescura en sus decisiones. Él y sus jugadores tienen la respuesta, aunque hay cuestiones con nombre y apellidos no resueltas.
La dirección de juego, tiene en McCallum a un jugador que a pesar de todas las expectativas creadas en torno a él, aún no ha aterrizado en el dominio de la competición. A veces su toma de decisiones es atropellada y no corresponde a esa calidad que tiene. Necesita orientación en su juego y, si lo consigue, será uno de los mejores. Alberto Díaz, su complemento, estrena nuevas responsabilidades. Tras una temporada pasada de ensueño, todo lo demás llegó muy rápido, quizás demasiado, pero tú no eliges los momentos, son los momentos los que te eligen a ti. Siempre aportará esfuerzo, pero ha perdido esa frescura de la ilusión, ahora juega con más obligación.
Y el juego interior transmite desorientación, ¿no se sienten parte fundamental del juego?, ¿por su rendimiento o porque no terminan de sentirse arropados? Shermadini es menos lento de lo que parece, pero hay que hacerlo partícipe del juego. Está acostumbrado a ello, y Musli, no se sabe muy bien, si está o se le espera.
Como decía anteriormente, el Unicaja no tiene ninguna exclusividad de racha negativa, son situaciones que se van produciendo a lo largo de la temporada en cualquier equipo. Sí necesita ser más fuerte mentalmente, la llave para recuperarse.
Pinceladas:
Málaga C. F.
Málaga C. F.
El equipo está abonado a la épica. Parece que si Míchel no consigue cierta consistencia en el juego y en consecuencia en resultados, remontadas como la de ayer pueden aparecer periódicamente, pero nada deseable para corazones sufrientes.
Javier Imbroda
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