Foto: A. Cabrera |
El invento funciona. La conjunción de estas dos voces prodigiosas resulta sorprendente, y casa muy bien el arte de Morente con la interpretación operística de la soprano. A veces cantaban por separado. En el caso de la cantaora, canciones de su propio repertorio como unos preciosos ‘Tangos del Chavito’, ‘Canción de los pastores’ ‘Tangos de Granada’ o la bellísima ‘Caracol’, que tiene una ligación especial con la familia y que Morente dedicó a sus suegros, que estaban en el patio de butacas, además de dedicar ‘Noche de paz’ a su marido, el torero Javier Conde, también presente.
Ainhoa Arteta. / ÁLVARO CABRERA
Ainhoa Arteta, por su parte, encandiló a la audiencia con su talento indiscutible con canciones como ‘Madre en la puerta hay un niño’, un impresionante ‘Ave Maria’ cantado a piano y sin microfonía y, tras una ovacionada introducción sobre el orgullo que debemos sentir por el país en el que vivimos, cantó el villancico vasco ‘Hator Hator’ que dejó al público enmudecido, callando hasta las toses que no pararon de sonar durante el resto del recital.
El concierto en Málaga supuso el fin de la gira ‘Que suenen con alegría’, que ha recorrido otras cuatro ciudades españolas
El repertorio se compone en exclusiva de villancicos y temas navideñosy la instrumentación corría a cargo de piano de cola, violonchelo, flauta, guitarra española y percusión, aunque en las partes más flamencas se incorporan otra guitarra, caja y palmas, coro y hasta una botella de anís empleada como instrumento. El intercambio de voces resultó muy equilibrado y la comunión de ambas en el escenario supuso algunos de los mejores momentos del espectáculo. La versión de ‘Adeste Fideles’ cantada ‘a capella’ fue impresionante.
La capacidad de adaptación de Arteta al cante flamenco fue igualmente sorprendente; hasta reconoció haber aprendido a tocar las palmas en esta gira. «No nos podemos querer más de lo que nos queremos», dijeron ambas para verbalizar una conexión que seguro que va más allá de lo meramente artístico.
Intensidad y belleza
Los cambios de vestuario ayudaron a aportar belleza a un recital intenso que fue un in crescendo que culminó con un tramo final encabezado por la copla de Miguel de Molina ‘Nana de Jerez’ y entonar a dúo otros tres temas para terminar en un portentoso tablao enriquecido por la lírica. La versión que se marcaron de ‘Dime niño de quién eres’ con el público coreando las letras en coro quedará sin ninguna duda en la memoria de todos los asistentes que, como ocurre en los mejores conciertos, se quedaron con ganas de más. Y es que así da gusto escuchar villancicos.
Txema Martin
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