En el PSOE, la cuestión les debería llevar a otro debate interno. Cuando Mariano Rajoy sufre su peor momento, según esas encuestas, el PSOE de Pedro Sánchez no es capaz de adelantarlo, a pesar de que el líder está más moderado que antes y se aparta de las compañías peligrosas. Si el PSOE es sorpassado por Ciudadanos significa que ya no sería la alternativa al PP, como siempre fue en los tiempos del bipartidismo. Por otra parte, la última encuesta publicada en Andalucía (también bastante increíble), que concede más de 10 puntos de ventaja a Susana Díaz sobre el PP, iría en la línea de pensamiento de que en el PSOE se equivocaron al elegir a su líder. Y ahora se han metido en un berenjenal, complicado por la ruina del socialismo en Europa.
Más allá, Podemos ha pasado de ser el partido de los indignados a quedarse como el partido del voto inútil. En los municipios donde han gobernado no mejoran las condiciones de vida de sus vecinos. Pablo Iglesias apostó por una estructura populista y clientelar. Con su frikismo, les está pasando como a la CUP en Cataluña: dejaron de ser los que empujaban en busca de ilusiones para quedarse como un estorbo. Tampoco benefician las peleas internas. Por su parte, Izquierda Unida se está haciendo el hara kiri, en provecho de Podemos. ¿Para qué? Para estar peor que antes.
No corren buenos tiempos para la lírica, que se ha quedado para niñatos y niñatas, ignorantes de los verdaderos poetas como el fallecido Pablo García Baena. Ni tampoco para la izquierda, tan unida a la lírica con Neruda y Alberti, por ejemplo. La causa del desencanto, que puede enviar a una parte de sus votantes a la abstención, es la demagogia barata que han utilizado en los tres últimos años, tratando a los españoles como si fueran tontos. Aún les queda tiempo para analizar la realidad y rectificar.
J. J. León
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