La lucha de los jubilados es la forma de sindicalismo más avanzada que existe
Si las emociones fueran de la mano de la razón, llegaría un momento en la vida en que cuando a uno le preguntan qué quiere ser de mayor debería responder que jubilado. Sin embargo, ahora, tal y como están las cosas, la vejez se está empezando a parecer a una edad tan incierta como la adolescencia. Ayer se montó en Málaga una nueva protesta del mundo viejuno: los jubilados volvieron a tomar las calles y, al igual que el pasado lunes, cortaron el Paseo del Parque provocando otro pequeño caos en la ciudad. Quiero pensar que los conductores que estuvieron en el atasco simpatizarían con la idea de verse atrapados por un grupo de rebeldes septuagenarios. A esta segunda protesta de jubilados acudieron otros gremios que a menudo reciben dinero público por no trabajar, como los políticos y los líderes sindicales. Sin embargo, también podría haber en la manifestación de jubilados gente más joven que el propio alcalde, a quien gusta imaginar mirando por la ventana la protesta con unas ganas irreparables de unirse a sus contemporáneos.
Resulta interesante advertir que estas protestas son convocadas a través de las redes sociales, y eso le da un toque de modernidad. La gracia que tienen las manifestaciones de jubilados está en que no protestan para ellos solos, sino también lo hacen por nosotros; concretamente para nuestro 'yo' del futuro. Por eso la lucha de los pensionistas es la forma de sindicalismo más avanzada que existe. Ellos ya han prometido que habrá más protestas y, cuidado, porque su batalla tiene en su propia génesis la amenaza de la continuidad. Tal y como están las cosas, es una lucha que podría no terminarse nunca, una manifestación infinita posibilitada primero porque tienen tiempo libre, que es algo que también les pasa a los nacionalistas. Segundo porque tiene un índice alto de renovación del personal, donde los líderes escénicos del jubileo no tenderían a perpetuarse en el cargo debido a causas puramente naturales, aunque los sindicalistas, sobre todo los liberados, de toda la vida han vivido mucho y bien, siempre y cuando no les hayan fusilado antes. Espero que la policía jamás caiga en la infinita crueldad de cargar contra una manifestación de jubilados y se limiten a invitarles amablemente a abandonar su barricada, algo a lo que accederían ya que al día siguiente pueden volver.
El futuro que les espera a los pensionistas es incierto y eso añade inquietud al resto. Rajoy ha estado todo el rato metiendo la mano en la hucha y ya solo tiene para una paga. España tendrá más jubilados que trabajadores dentro de 30 años. Lees cosas así y ya empiezan los achaques, y luego las pensiones mínimas son un espanto. Crear un impuesto a los bancos para costear las pensiones de todos es lo mínimo que les podemos exigir a quienes se han lucrado acabando con los ahorros de gente así, y arruinándoles a sabiendas. La lucha de los jubilados también es la nuestra.
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