Alessandra García, actriz y directora de ‘Chaquetera’.
Alessandra García (Málaga, 1984), comienza cada representación de ‘Chaquetera’ sin saber a quién le tocará dar vida. Puede ser Capilla, Dolores, Linda, Manola, Nona, Paquillo o Vicky. Los propios espectadores decidirán el próximo lunes en el Teatro Cervantes qué versión de ‘Chaquetera’ quieren ver. No se trata de una obra al uso tampoco por el espacio que utiliza: los camerinos del teatro.
–La propuesta de ‘Chaquetera’ es bastante original. ¿Cómo nació la idea?
–Nace del aburrimiento que me provoca el escenario. Me cohíbe, no me deja respirar, pero como amante del edificio teatral en toda su amplitud y por lo que simboliza busqué otros recovecos en los que sacar partido al acto escénico y ofrecer al espectador y a mí misma otra cosa. ‘Chaquetera’ es una idea muy viva que necesitaba un espacio tan vivo como un camerino.
–¿Cuánto margen a la improvisación hay en la obra?
–Te mentiría si dijese que es una improvisación, porque los personajes están construidos, pero obviamente nunca se reproduce el texto igual. A veces mezclo las partes o se me ocurren cosas que puede decir el personaje y las suelto. No creo en el guion, sino en los personajes.
–¿Qué se puede encontrar el público en cada uno de los siete personajes de ‘Chaquetera’?
–Va a encontrar mucha comedia. Me gusta tomarme muy en serio la comedia, creo que es un género que es maltratado. También mucha realidad, todos los personajes te los puedes encontrar en cualquier barrio de Málaga y de Andalucía. Pero no es solo el personaje lo que el espectador va a encontrar. El espacio se va a dividir en tres zonas: el camerino, una sala de espera y otro espacio instalativo que van a dar la oportunidad al público de ver y ser el personaje.
–¿Hay algún abrigo que el público elija con más frecuencia?
–Es curioso, porque al tratarse de varios pases en los que entran grupos pequeños, los que salen comentan el que acaban de ver, entonces influencian un poco a los siguientes. Hay algunos personajes más entrañables que otros, por ejemplo Paquillo, que gusta mucho, porque es duro y adorable a la vez.
En el espectáculo que estrenará el próximo lunes, los espectadores se dividen en varios espacios del Cervantes y eligen a qué personaje interpreta
–¿Cuál es la reflexión que plantea ‘Chaquetera’?
–Que tenemos que adentrarnos como espectadores y como consumidores de teatro a otros tipos de teatro que no se limitan a sentarse en una butaca a que te cuenten una historia. Creo que en Málaga el teatro experimental o contemporáneo está muy marginado por todos. Por los programadores, por los artistas, que deberíamos lanzarnos más, y por los espectadores. Mi intención es que este tipo de teatro tenga cabida y se respete igual que el que se hace sobre un escenario.
–Dice que se siente más cerca del arte contemporáneo que del teatro.
–Porque el teatro como lo conocemos está muerto. Lo que queda es la inercia. El teatro está más fuera del edificio teatral que dentro, y el arte contemporáneo hace mucho que superó eso. He actuado en en museos como el Ruso y me parece maravilloso que una obra plástica que se hizo hace muchos años se nutra de otra disciplina como el teatro para que llegue mejor al público.
Fernando Morgado
Diario Sur
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