viernes, 23 de marzo de 2018

Antonio Banderas : "El Teatro del Soho será al menos una manera romántica de arruinarme"



El intérprete regresó ayer a su ciudad para la presentación internacional de la segunda temporada de la serie 'Genius', producida por National Geographic, en la que da vida a Picasso
Hace sólo seis días concluyó el rodaje de la segunda temporada de Genius, la serie producida por National Geographic (con Ron Howard como productor ejecutivo), en la que Antonio Banderas (Málaga, 1960) da vida a Pablo Picasso. La serie tendrá su estreno el mes que viene, pero ayer, por empeño personal del actor, Málaga acogió en su Teatro Cervantes la presentación internacional de la producción con la proyección del primer episodio y con su equipo artístico al completo. Tras un proceso de rodaje agotador, con localizaciones en muy diversos emplazamientos (incluida Málaga) y sesiones de maquillaje de hasta cinco horas en plena madugrada para "convertirme en el lienzo sobre el que debíamos pintar a Picasso", Banderas no acusa tanto el cansancio como el peso, aún caliente, de un personaje "sobre el que he intentado no hacer juicios morales para evitar que algunas de sus zonas más oscuras me alejaran de él". En esta entrevista, además, aborda algunas de las cuestiones por las que tendrá puesta su atención en Málaga, aún con más fuerza, en los próximos años.

-Afirmó usted después de sus últimos problemas de salud que iba a tomárselo con calma, pero parece que le puede más el oficio.


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Con Olivier Picasso. / DANIEL PÉREZ / EFE



-No hay manera. ¿Recuerdas cuando al recoger el Goya pedí perdón a mi hija? Para mí, mi hija es lo primero. Pero al final me paso todo el tiempo rodando. En mi casa de Málaga, en la callle Alcazabilla, tengo escrito el poema de Manolo Alcántara que dice aquello de A la sombra de una barca me quiero tumbar un día, echarme todo a la espalda y soñar con alegría. Ése es mi sueño, de verdad. Pero no sé cómo lograrlo. Eso sí, lo que no quiero es vivir muerto. Prefiero vivir lo que tenga que vivir haciendo lo que quiero.

-Respecto a Genius, ¿ha participado de alguna forma la familia Picasso en el proceso?
-Sí, ha sido una participación fuerte porque, ante todo, de otra manera no nos hubieran permitido hacerla. Pusieron cortapisas, en algunos momentos dramáticas. A tres o cuatro días de salir con una inversión importante presentaban exigencias difíciles de gestionar. Por ejemplo, la familia no permite que nadie caracterizado como Picasso aparezca pintando. No querían que se me viera trabajando en un cuadro a medio acabar, de manera que cada vez que salgo pintando la cámara está detrás del lienzo, y si alguna vez está delante acabo de quitar el pincel del lienzo como si el cuadro estuviese terminado. Así sucede en las escenas del Guernica, se me ve desde arriba, pensando el cuadro, dándole vueltas, pero no pintándolo. Por lo demás, la familia tuvo en todo momento los guiones y todo se ha hecho con su consentimiento. Tengo una amistad personal con Olivier Picasso, nieto del artista y de Marie-Thérèse Walter, que ha publicado varios libros y me ha ayudado mucho con el proceso. También pude hablar directamente con su madre, Maya, hija de Picasso, en una situación maravillosa: acabábamos de rodar una escena en la que yo estaba con Maya aún niña y Olivier, que estaba en el rodaje, me pasó al teléfono a su madre, la Maya real, diciéndome que quería hablar conmigo.

-¿Fue entonces de ayuda para la serie su particular relación de amistad con los Picasso?
-En algún momento he peleado alguna cosa, sí. Me pareció, por ejemplo, que el libro que escribió Françoise Gilot [amante de Picasso entre 1943 y 1953, madre de Claude y Paloma Picasso] tenía demasiada carga en la película, porque entiendo que este libro tiene una intención muy clara y además de cierta traición. A ver, yo no me pongo a contar cosas de mi pareja, y cosas que mi pareja me ha contado de otras, en un libro. Pero lo que me dijo Maya en aquella llamada fue que su padre la quiso siempre mucho, y eso para mí fue revelador. Es cierto que con su hijo Pablo tuvo una relación distinta, en general con la familia rusa fue más distante, pero a Marie-Thérèse la quiso mucho hasta el final. Walter, tal y como me comentó Olivier, su nieto, se suicidó cuando Picasso murió. Echaba de menos las muestras de cariño que todavía le enviaba.

-Muy a pesar de su nombre, Picasso es en gran medida un desconocido. ¿Cree que Genius contribuirá a que deje de serlo?
-Puede ser, sí. Es que Picasso era un personaje muy misterioso, muy poco mediático. No le gustaban las entrevistas ni las televisiones. Únicamente he logrado encontrar una entrevista que le hizo una televisión belga, además de los documentales que sí han tenido más divulgación. Hizo algunas películas en 8 mm con Paul Éluard, donde se le ve muy payasete, haciéndose el melodramático, como imitando a los artistas del cine mudo. Se ponía todos los sombreros que pillaba. Olivier escribió en su último libro que a Picasso no le gustaba nada su voz, y en parte por eso no concedía entrevistas.

-¿Tuvo en cuenta esa premisa a la hora de interpretarlo?
-Sí, he creado una voz especial para él. Me la he llevado un poquito más abajo, es más grave. La pena es que no voy a poder hacer el doblaje al español. No tengo tiempo, me es imposible. De haber podido doblarlo, le habría metido sin duda un acento andaluz.

-Decía que echaba de menos que se hubiera podido ver a un Picasso regresado del exilio paseando por la Malagueta. ¿Le habría acogido bien su ciudad?
-Sí. Los malagueños quisieron darle su aplauso. No es cierto que Picasso renegara de Málaga al final de sus días. Se encerró en sí mismo para todo el mundo, no para nadie en particular. Ni siquiera sus hijos le vieron el día en que murió. Antes, él había renegado del franquismo, nunca de España.

-Carlos Saura anunció recientemente un rodaje en México y afirmó que quiere compaginarlo con su película sobre el Guernica.
-Eso, en el caso de que la familia Picasso lo permita.

-¿No está cerrado aún?
-Lo he hablado con Carlos. La familia únicamente permite que se vea el cuadro tal y como está. Y lo que quiere hacer Carlos es precisamente descomponerlo en mil pedazos, meterse en el cuadro como si fuese una pantalla de cine para contar desde ahí la historia de la Guerra Civil Española. Es un proyecto muy artístico, que tan sólo puede hacerse en un estudio, con una escenografía muy particular y la fotografía de Vittorio Storaro. Es muy complicado.

-Pero, después del Picasso de Genius, ¿tendría cuerpo para hacer otro Picasso?
-Yo tengo cuerpo pa tó. A mí, lo que me echen. Llevo 106 películas entre pecho y espalda. Son muchas orejas cortadas. No lo sé, tengo que ver el guión final y primero tengo que salir de este Picasso, el de Genius. A ver cómo llegamos hasta ahí después.

-Ha llegado el momento de preguntarle sobre el Teatro del Soho que se instalará en lo que aún es el Teatro Alameda.
-Estamos en un momento ruina. Como no tengo suficiente con lo que tengo, me busco una forma de arruinarme propia, aunque por lo menos es romántica. Ya tenemos la obra aprobada, empezamos en junio. Hay que hacer una reforma profunda. Los camerinos, sin ir más lejos, están en muy malas condiciones. No es un sitio donde puedas meter a Concha Velasco. Vamos a hacer dos teatros, uno en la parte de abajo, con unas seiscientas butacas, más o menos las que tiene ahora. Éste será un escenario más para el gran público aunque no necesariamente comercial, para ver lo mismo a Lope de Vega que Buero Vallejo o Tennessee Williams; en todo caso teatro profesional, bien hecho, donde tendrán cabida estudiantes de Arte Dramático de Málaga para que puedan tener sus primeras oportunidades con actores profesionales. En la parte de arriba tendremos otra sala más reducida, con unas 250 localidades, donde vamos a tratar de hacer un teatro más alternativo y también escuchar voces nuevas. Vamos a convocar concursos de nuevos guionistas, queremos dar a conocer a creadores incipientes. También quiero hacer programas de televisión grabados en el mismo teatro.

-¿Algo así como el programa de entrevistas del Actor's Studio?
-Sí, por ejemplo, eso era muy interesante. Podríamos entregar premios a grandes del teatro, a gente como Núria Espert, Lluís Pasqual o José Luis Gómez. Los traeríamos, les haríamos un homenaje y los grabaríamos mientras nos cuentan sus historias. Luego habría que ver dónde lo encajamos, si hubiera alguna televisión interesada. No esperamos sacar una gran cantidad de dinero, pero tampoco vamos a hacer sólo funciones. Quiero programar cursos. Por ejemplo, la diseñadora de vestuario de Genius es una crack, así que yo la traería para que diera una conferencia y enseñe los secretos de su oficio a los jóvenes creadores. Y tiraré de amistades, claro. Ahora voy a trabajar con Robert Downey Jr, pues bien, pienso comerle el coco para que venga a Málaga a dar una conferencia a los chavales y les cuente cómo entiende el cine. Para mí es importante. Es un lío muy grande y cuesta mucho dinero, pero valdrá la pena.

-Dinero privado.
-Sí. Hablaremos con entidades privadas para conseguir algunos patrocinios. Toda la inversión será privada. Esto no quiere decir que yo no crea en el dinero público. Lo que pasa es que también creo que puedo hacer esto sin dinero público, y quiero hacerlo. Hay otra gente que no puede, pero yo sí. Es así. Al mismo tiempo, y lo digo con el corazón en la mano, no guardo rencor con nadie por el tema del Astoria. En absoluto. Al contrario, creo que Málaga tiene ahí una oportunidad magnífica para que haya otro espacio más. Más aún, sea quien sea quien desarrolle el proyecto, tendrá todo mi apoyo si lo considera necesario. Lo otro quedó enterrado y olvidado. De lo que se trata ahora es de tirar todos hacia adelante para que Málaga se convierta en una ciudad atractiva, que el ambiente sea positivo. No podemos andar peleándonos. Cuanto más bueno haya, mejor.

-¿Tendremos el Teatro del Soho en septiembre de 2019 con usted haciendo Zorba el griego?
-Es verdad que ha habido un encuentro con Barry Weissler, el productor de Broadway que me ofreció hacer Zorba hace ya un montón de años. Y ahora tenemos la posibilidad de hacerlo aquí. Lo estrenaríamos en Málaga, con una compañía de aquí, en español; y luego yo me iría a Nueva York para hacerlo con una compañía americana y en inglés, pero habiendo visto aquí el montaje, la escenografía y todo lo demás. Y Weissler ha aceptado. Esto sería un hito, nunca se ha hecho una previa de un espectáculo de Broadway en Europa, salvo en Londres. Yo, al menos, no recuerdo que se haya hecho. Ponerlo en marcha en Málaga nos situaría en una onda tremenda. Ahora espero que no se eche atrás. Y si se echa atrás, yo no le hago El Zorro y se ha terminado.

Pablo Bujalance 
Málaga Hoy

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