Le plantó cara al Panathinaikos, pero se quedó sin energía en la segunda mitad y se despide de los ‘play-off’ europeos
El Unicaja le quita hojas a su calendario europeo como un adolescente cuenta los últimos días de su viaje de estudios. Es una experiencia única, que no se sabe cuándo se va a repetir y hay que disfrutarla y exprimirla hasta el final. Esta Euroliga es una maravilla y partidos como el de ayer ante el Panathinaikos así lo ratifican. El problema es que ante tanta calidad, el conjunto malagueño va un poco justo. En presupuesto, en calidad de sus jugadores y en profundidad de su plantilla, pero no tanto en baloncesto. Ayer perdió ante el conjunto griego por 79-90 y le dice adiós de manera definitiva a estar en los ‘play-off’ de la máxima competición europea. Era un reto mayúsculo, casi imposible, pero el cuadro cajista ha seguido con vida a falta de cuatro jornadas para el final.
Es cierto que a ahora es cuando más se echan en falta algunas victorias que se dejaron escapar en los últimos segundos y que cambiarían bastante el panorama, pero el Unicaja ha competido en casi todos los partidos a gran nivel y se despide de la siguiente fase con la cabeza bien alta. Ante el Panathinaikos perdió simplemente porque el equipo griego es mejor. Tiene una plantilla de muchos quilates, con un banquillo profundo y con el músculo necesario en una competición en la Euroliga. Si en el Unicaja Nedovic es la estrella, es difícil determinar si la estrella del equipo de Atenas es Mike James, Calathes, Singleton, Gist o Rivers. Ante rivales así, se nota mucho más la ausencia de un primer espada como Shermadini, que sigue sin sustituto en el equipo de Plaza.
El cuadro malagueño hizo una gran primera parte que le permitió dominar al equipo de Xavi Pascual durante bastantes minutos del choque. Pero el tercer cuarto le empezó a pasar factura y en el último el poderío físico del equipo griego y la enorme calidad de su plantilla fue suficiente para darle la vuelta al marcador de manera definitiva. Calathes tomó el mando, Rivers acribilló desde lejos y Gist impuso su ley en las cercanías del aro –se ha escrito infinidad de veces, pero es increíble que el club malagueño se deshiciera de este jugador a mitad de aquella temporada infructuosa de Repesa– .
Con un ambiente espectacular en el Palacio de los Deportes, con más de 8.000 personas, incluido un sonoro grupo de aficionados griegos, el Unicaja salió dispuesto a llevar el mando del partido en los primeros minutos. Los aciertos desde el triple le dieron al equipo de Plaza las primeras ventajas. El cuadro local cometía algunas pérdidas que terminaban en contraataques fáciles del rival, pero el acierto ofensivo le permitía seguir por delante (24-18).
En el segundo cuarto, con un quinteto muy defensivo (Díaz, Salin, Waczynski, Suárez y Okouo) el Unicaja pudo estirar la distancia. Destacaron los minutos del pívot canterano, que ayudó a mantener el nivel de intensidad necesiario y los puntos de Nedovic permitieron el 44-32 al descanso. La duda era ver cuánto tiempo podía el Unicaja mantener a raya a un Panathinaikos desacertado (1 de 14 en triples). Aumentaron el nivel físico los hombres de Pascual y Calathes cogió las riendas del equipo. El equipo griego apretó en defensa y empezó a montar contragolpes que le aportaban puntos fáciles (60-58).
Con el Panathinaikos crecido, un parcial de 0-10 de inicio en la segunda parte puso al Unicaja en una situación ya muy complicada (60-68). Lo intentaba con los triples de Nedovic o Brooks para no irse del partido y, a falta de menos de tres minutos, los árbitros señalaron falta técnica a Singleton por colgarse del aro, pero no dieron por válida la canasta de Brooks. Se encendió el público local y Nedovic acercó al Unicaja con tres tiros libres (79-83). Los dos últimos minutos fueron de nuevo de dominio visitante y la victoria se fue para Atenas (79-90), al igual que volaron las opciones de ‘play-off’.
El Unicaja le quita hojas a su calendario europeo como un adolescente cuenta los últimos días de su viaje de estudios. Es una experiencia única, que no se sabe cuándo se va a repetir y hay que disfrutarla y exprimirla hasta el final. Esta Euroliga es una maravilla y partidos como el de ayer ante el Panathinaikos así lo ratifican. El problema es que ante tanta calidad, el conjunto malagueño va un poco justo. En presupuesto, en calidad de sus jugadores y en profundidad de su plantilla, pero no tanto en baloncesto. Ayer perdió ante el conjunto griego por 79-90 y le dice adiós de manera definitiva a estar en los ‘play-off’ de la máxima competición europea. Era un reto mayúsculo, casi imposible, pero el cuadro cajista ha seguido con vida a falta de cuatro jornadas para el final.
Es cierto que a ahora es cuando más se echan en falta algunas victorias que se dejaron escapar en los últimos segundos y que cambiarían bastante el panorama, pero el Unicaja ha competido en casi todos los partidos a gran nivel y se despide de la siguiente fase con la cabeza bien alta. Ante el Panathinaikos perdió simplemente porque el equipo griego es mejor. Tiene una plantilla de muchos quilates, con un banquillo profundo y con el músculo necesario en una competición en la Euroliga. Si en el Unicaja Nedovic es la estrella, es difícil determinar si la estrella del equipo de Atenas es Mike James, Calathes, Singleton, Gist o Rivers. Ante rivales así, se nota mucho más la ausencia de un primer espada como Shermadini, que sigue sin sustituto en el equipo de Plaza.
El cuadro malagueño hizo una gran primera parte que le permitió dominar al equipo de Xavi Pascual durante bastantes minutos del choque. Pero el tercer cuarto le empezó a pasar factura y en el último el poderío físico del equipo griego y la enorme calidad de su plantilla fue suficiente para darle la vuelta al marcador de manera definitiva. Calathes tomó el mando, Rivers acribilló desde lejos y Gist impuso su ley en las cercanías del aro –se ha escrito infinidad de veces, pero es increíble que el club malagueño se deshiciera de este jugador a mitad de aquella temporada infructuosa de Repesa– .
Con un ambiente espectacular en el Palacio de los Deportes, con más de 8.000 personas, incluido un sonoro grupo de aficionados griegos, el Unicaja salió dispuesto a llevar el mando del partido en los primeros minutos. Los aciertos desde el triple le dieron al equipo de Plaza las primeras ventajas. El cuadro local cometía algunas pérdidas que terminaban en contraataques fáciles del rival, pero el acierto ofensivo le permitía seguir por delante (24-18).
En el segundo cuarto, con un quinteto muy defensivo (Díaz, Salin, Waczynski, Suárez y Okouo) el Unicaja pudo estirar la distancia. Destacaron los minutos del pívot canterano, que ayudó a mantener el nivel de intensidad necesiario y los puntos de Nedovic permitieron el 44-32 al descanso. La duda era ver cuánto tiempo podía el Unicaja mantener a raya a un Panathinaikos desacertado (1 de 14 en triples). Aumentaron el nivel físico los hombres de Pascual y Calathes cogió las riendas del equipo. El equipo griego apretó en defensa y empezó a montar contragolpes que le aportaban puntos fáciles (60-58).
Con el Panathinaikos crecido, un parcial de 0-10 de inicio en la segunda parte puso al Unicaja en una situación ya muy complicada (60-68). Lo intentaba con los triples de Nedovic o Brooks para no irse del partido y, a falta de menos de tres minutos, los árbitros señalaron falta técnica a Singleton por colgarse del aro, pero no dieron por válida la canasta de Brooks. Se encendió el público local y Nedovic acercó al Unicaja con tres tiros libres (79-83). Los dos últimos minutos fueron de nuevo de dominio visitante y la victoria se fue para Atenas (79-90), al igual que volaron las opciones de ‘play-off’.
Enrique Miranda
Diario Sur
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