martes, 19 de junio de 2018
Limasa Reversible ... por Txema Martín
El alcalde informa de la municipalización de Limasa pero añade la posibilidad de arrepentimiento
Se celebra el debate sobre el estado de la ciudad después de cuatro años sin convocarse. Para qué, si ya tenemos Twitter y las barras de los bares. El caso es que esta jornada en la que se ha medido el pulso de la ciudad ha servido para realizar una exhibición de políticos en precampaña; las tesis habituales de la oposición se han mezclado con metáforas de unicornio, planes de futuro, peticiones de bajar el aire acondicionado so pretexto de la sostenibilidad y análisis en clave nacional. De todo esto el ciudadano medio apenas se ha enterado porque estaba atrapado en el colapso de tráfico que ha generado la última obra en la arteria de la ciudad. El estruendo del tráfico llegaba como un eco a toda la palabrería.
Cuando parecía que no habría ninguna novedad, el alcalde ha informado de algo muy gordo. De una manera todavía esbozada, ha anunciado que llevará al próximo pleno la municipalización completa de Limasa, practicando el deporte que mejor se da, que es recular. Ya no será un modelo mixto, una propuesta que no contentó ni siquiera a los miembros de su propio equipo y que ahora sabemos que fue lanzada como un globo sonda: si no le gusta esta decisión, puedo tener otra. La segunda bomba es que la gestión de Limasa será evaluada por los ciudadanos una vez al año. Para que la empresa de limpieza continúe siendo pública los malagueños tendremos que darle al menos «un aprobado alto». Es decir, que si a la limpieza de la ciudad le damos menos de un 6, esta calificación hará tambalearse el sistema municipal. La pregunta es por qué no se ha tambaleado hasta ahora. Llevamos demasiados años soportando lo peor de los dos sistemas: la supuesta falta de competitividad de lo público con el beneficio asegurado para la parte privada. Todo a cargo de nuestros impuestos. Y las calles sin barrer.
Apostaría a que la mayoría de nosotros lo que quiere es que la ciudad esté limpia sin que eso suponga un desfalco exagerado del dinero de los contribuyentes. Si es mediante fórmula privada, pública o mixta es algo que quizá pertenezca al territorio de los burócratas y una decisión que responde a una subjetividad ideológica de manual. En principio parece una buena idea que uno de los servicios más básicos que puede prestar el Ayuntamiento esté controlado directamente por la Administración. Otra cosa es que la sostenibilidad política de esa decisión dependa de una encuesta. Uno puede encontrarse en algún momento de su vida diaria con un funcionario inútil, tosco o desagradable, pero no por eso va a votar a favor de privatizar toda la Sanidad. Con este anuncio, el alcalde informa de la medida pero también añade la posibilidad de arrepentimiento. Se trata de una decisión a medias, muy cartesiana, que nos deja sin demasiada posibilidad de encontrar a medio plazo una solución definitiva y contundente a uno de los mayores problemas que arrastra esta ciudad.
Txema Martín
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