Microteatro Málaga cierra el 23 de febrero por falta de apoyos
Cierra Justo el 23-F. Una fecha simbólica, una especie de «golpe de estado a la cultura». El espacio para el teatro de pequeño formato de la calle San Juan de Letrán se despide trascinco años y 500 obras en cartelera por la falta de apoyos del público y de las instituciones. «Lo hemos intentado por todos los medios, pero no ha sido posible. Como hemos avisado varias veces, la supervivencia de este proyecto dependía de los propios malagueños, de su asistencia y compromiso; y esa deseada afluencia nunca ha existido o no lo suficiente para hacer sostenible esta aventura», asegura el equipo en un comunicado. El único balón de oxígeno lo proporcionó Fundación Unicaja al incorporarse como patrocinador en los últimos años.
Se pone fin así a un proyecto que enriqueció la forma de hacer y ver teatro en la ciudad. Cuatro salas de quince metros cuadrados, para quince espectadores y con funciones de quince minutos. Una filosofía, exportada de la experiencia de Microteatro Madrid, que agitó el circuito alternativo de la ciudad, convirtiéndose en refugio para actores y dramaturgos locales. «Va a dejar un vacío muy grande. Málaga tiene pocos lugares, y con acceso limitado, para desarrollar tus inquietudes como artista. Microteatro lo permitía», lamenta Gonzalo Campos. Él es uno de los seis socios que, agrupados bajo una asociación cultural, han invertido su tiempo y dinero en levantar este proyecto. «Y no ha sido sostenible desde el principio. Si ha sobrevivido cinco años ha sido porque hemos trabajado gratuitamente y, en ocasiones, hemos aportado nuestro propio patrimonio», explica.
Para el equipo, más allá de la falta de ayudas institucionales, hay un claro responsable de esta situación: «El público malagueño es el que cierra Microteatro». «La ciudadanía no ha acudido, se desinfló muy rápido. No había una mentalidad de probar cosas nuevas y vanguardistas», apostilla Campos.
Además de abrir la puerta a la escena local, por Microteatro han pasado grandes dramaturgos de prestigio nacional. En lo que va de temporada, por ejemplo, se han programado obras de cinco premios nacionales de Literatura Dramática. En la cartelera de enero, sin ir más lejos, figuran Juan Mayorga, Sanchis Sinisterra y Alfredo Sanzol. «Conseguir esto roza lo utópico, pero pocas personas lo valoran, y esto es un problema muy grave que debería hacernos pensar», indica la nota. Su cartelera combinaba comedias con textos profundos y teatro inclusivo, además de funcionar como espacio expositivo y sala para lecturas de poesía.
Se irán a lo grande, seleccionando para febrero más de veinte obras de las 500 representadas. Una muestra de «entusiasmo» con el que animan a los malagueños a despedirse de sus cuatro salas. «Y quién sabe. Aún tengo la esperanza de que llegue la llamada que nos salve», dice Campos. Porque eso, siempre, es lo último que se pierde.
Regina Sotorrio
Se pone fin así a un proyecto que enriqueció la forma de hacer y ver teatro en la ciudad. Cuatro salas de quince metros cuadrados, para quince espectadores y con funciones de quince minutos. Una filosofía, exportada de la experiencia de Microteatro Madrid, que agitó el circuito alternativo de la ciudad, convirtiéndose en refugio para actores y dramaturgos locales. «Va a dejar un vacío muy grande. Málaga tiene pocos lugares, y con acceso limitado, para desarrollar tus inquietudes como artista. Microteatro lo permitía», lamenta Gonzalo Campos. Él es uno de los seis socios que, agrupados bajo una asociación cultural, han invertido su tiempo y dinero en levantar este proyecto. «Y no ha sido sostenible desde el principio. Si ha sobrevivido cinco años ha sido porque hemos trabajado gratuitamente y, en ocasiones, hemos aportado nuestro propio patrimonio», explica.
Para el equipo, más allá de la falta de ayudas institucionales, hay un claro responsable de esta situación: «El público malagueño es el que cierra Microteatro». «La ciudadanía no ha acudido, se desinfló muy rápido. No había una mentalidad de probar cosas nuevas y vanguardistas», apostilla Campos.
Además de abrir la puerta a la escena local, por Microteatro han pasado grandes dramaturgos de prestigio nacional. En lo que va de temporada, por ejemplo, se han programado obras de cinco premios nacionales de Literatura Dramática. En la cartelera de enero, sin ir más lejos, figuran Juan Mayorga, Sanchis Sinisterra y Alfredo Sanzol. «Conseguir esto roza lo utópico, pero pocas personas lo valoran, y esto es un problema muy grave que debería hacernos pensar», indica la nota. Su cartelera combinaba comedias con textos profundos y teatro inclusivo, además de funcionar como espacio expositivo y sala para lecturas de poesía.
Se irán a lo grande, seleccionando para febrero más de veinte obras de las 500 representadas. Una muestra de «entusiasmo» con el que animan a los malagueños a despedirse de sus cuatro salas. «Y quién sabe. Aún tengo la esperanza de que llegue la llamada que nos salve», dice Campos. Porque eso, siempre, es lo último que se pierde.
Regina Sotorrio
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