Observa uno el paisaje político y sin venir a cuento se acuerda de aquella vieja canción de Joan Manuel Serrat. El carrusel del Furo. Sin venir a cuento o viniendo completamente a cuento. Porque la situación que vivimos tiene un aire de noria y nos recuerda el sube y baja de aquellos caballos de madera en los que uno galopaba sin ir a ninguna parte. Suben y bajan, bajan y suben alternando alturas y alternando palabras. Impúdicos como niños que se tapan el rostro y piensan que nadie los ve, ni los oye. La inconsciencia como ciencia de la vida. No ser puntillosos, no ser exactos, no ser exigentes. Subir y bajar o, mejor, ver cómo suben y bajan.
Y así vamos, con música de organillo y olor a fritanga, adentrándonos en la feria del verano. Vemos a Pedro Sánchez estático tal que un Rajoy, apelando a la sensatez de los demás para que España pueda echar a andar. Vemos a Albert Rivera diciendo un No es No que parece aprendido en las catacumbas más recónditas del sanchismo y con su gente alborotada, viviendo una revuelta que no llega a aquel cisma de Ferraz, cuando, en un alarde de lanzamiento de peso, arrojaron a Sánchez por la ventana, pero que tiene divido al partido que nació para la moderación y que ahora ha hecho de la ortopedia su bandera.
«Súbase/ al tordillo de madera./ Y olvídese/ de lo que fue...» La canción de Serrat semeja una guía programática para algunos de nuestros líderes políticos. Ahora los del No de antaño no comprenden el significado y la cerrazón que esconde esa negación, mientras que los partidarios del nuevo No se olvidan de un pasado tan cercano. Además, la multiplicación electoral que hemos vivido los hace caer en flagrantes contradicciones y no solo olvidan lo que dijeron hace unos meses sino lo que han pronunciado cinco segundos atrás. Ahí está Ignacio Aguado, candidato de Ciudadanos a la Comunidad de Madrid, convertido en un auténtico feriante serratiano al pedirle al PSOE que se abstenga en la votación para elegir presidente de la Comunidad y de ese modo los madrileños comprueben que la clase política se preocupa de sus problemas y no anda ensimismada en estrategias ombliguistas. Aguado, jinete del Furo, piensa que eso sería un acto de responsablidad por parte del PSOE. Y por pensar piensa que eso no tiene nada que ver con los escollos que existen para la investidura de Pedro Sánchez. Da igual que el problema sea idéntico. Se nos pide que miremos para otro lado, que no nos tomemos la molestia de pensar en lo que dicen hoy y lo contrastemos con lo que dijeron ayer. Es mejor que también nosotros tengamos alma de feriantes y comprendamos que este es el sentido de la vida, hoy aquí y mañana allí, sí, sin ir demasiado lejos, dando vueltas en el carricoche, hoy por ti y mañana por mí, pura verbena, sí, súbase «y cuélguese/ en la magia de pasar de todo./ Móntese en el carrusel del Furo.../ Súbase.../ Dos boletos por un duro.»
Antonio Soler
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