El cantaor malagueño Alfredo Tejada recibe el «empujón» que necesitaba tras imponerse en La Unión. «Se están abriendo puertas que antes costaban un poquito más de trabajo», confirma
Es un nombre conocido y respetado en los circuitos flamencos, ya son muchos años tras el micrófono en escenarios y tablaos del país y buena parte del extranjero. «Siempre costando mucho trabajo», admite. Pero nada como ganar la Lámpara Minera para que se abran esas puertas que ayer estaban cerradas. El cantaor Alfredo Tejada (Málaga, 1979) se impuso el pasado fin de semana en el Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión conquistando la codiciada Lámpara y cuatro primeros premios en otras tantas categorías: soleá, cartageneras, farruca y mineras. Miguel Poveda fue el último en lograr una gesta similar. La hazaña flamenca le valió el aplauso del certamen y 15.000 euros en metálico (hubieran sido 30.000 si se suma la dotación de todos los galardones pero, según las bases, cuando se gana el premio principal el resto pierde la cuantía económica).
De padre granadino y madre malagueña –él bajista de pop-rock, ella cantante–, Alfredo Tejada reside en Granada desde niño, pero no pierde el vínculo con sus raíces malagueñas. Con sus compañeros del colegio La Paz, sus vecinos del barrio El Calvario de Torremolinos y con los artistas de la tierra. De hecho, quien rasgaba la guitarra a su lado en La Unión era Chaparro de Málaga, «mi pies y mis manos en este proyecto».
–Parece que se confirma la expresión ‘Málaga cantaora’. El año pasado fue Antonia Contreras quien se hizo con la Lámpara Minera y este año, usted.
–En Málaga hay buena cantera, siempre la ha habido.
–Y son dos personas con trayectoria, ninguno es un recién llegado. ¿El cante mejora con la edad?
–La verdad es que llevamos una trayectoria amplia y sólida. Ninguno de los dos hemos sido muy ‘concurseros’, pero nos hemos preparado muy bien para ir al Cante de las Minas. Yla experiencia es un grado siempre, te da el punto de madurez que nos falta cuando empezamos. Estoy muy feliz.
–¿Siente que ha tocado la gloria flamenca, como se lee en algunos titulares?
–Gloria es cantar y transmitir lo que mi corazón siente; transmitir mis inquietudes, mis miedos, mis alegrías y mis tristezas a través de mi garganta. Y para eso lo único que hay que hacer es trabajar mucho, dedicarte plenamente a esto y respetar mucho al flamenco.
–¿Ha notado que tras este premio se hayan multiplicado las llamadas de teléfono?
–(Ríe) Se han triplicado y cuadruplicado. Y agradezco a todas las personas que se han puesto en contacto conmigo, a los que confiaron en mí desde el principio y también a los que en su momento llamé a sus puertas sin éxito y ahora quieren abrirlas. Es verdad que a veces cuando estamos más solos en esta carrera todo es más difícil, pero con este premio se están abriendo todas las puertas que antes costaban un poquito más de trabajo.Espero que me ayude a seguir trabajando y demostrando lo que tengo dentro.
–¿Ya le han ofrecido nuevos trabajos a raíz de la Lámpara Minera?
–Sí. Necesitaba un pequeño empujón porque he llevado una carrera bastante sólida, pero siempre costando mucho trabajo. Ahora me ha llamado gente muy importante dentro de este mundo.
–¿Cree que ha perdido oportunidades por no tener un nombre mediático?
–Es verdad que he presentado proyectos en distintos sitios donde, por desgracia, no han encajado. Sí me hubiera gustado tener alguna ayudita más de ciertas instituciones en determinados momentos. A la Bienal de Málaga, por ejemplo, presenté un proyecto y siendo de Málaga me hubiera gustado hacerlo.Seguro que para la próxima se puede. A veces es bueno que pasen estas cosas para que la gente vea mi trayectoria.
–Porque sin un premio detrás es muy complicado entrar en determinados circuitos.
–En el flamenco hay mucho intrusismo, mucha gente que se mete por medio. Pero hay que ver el lado positivo de las cosas. Este año he ganado la Lámpara Minera y cuatro primeros premios más. El último que logró todo eso fue MiguelPoveda. Hemos arrasado.
–Supongo que firmaría un futuro como el de Miguel Poveda.
–¡La mitad que el de Miguel! Le tengo muchísimo que agradecer. Hace poco tuve la suerte de actuar con él en Granada. Es una persona maravillosa que ha trabajado muchísimo. Me conformo con la mitad de lo que él ha hecho. En realidad, me conformo con cantar y expresar lo que yo siento.
Mediático
–¿No aspira también a su fama?
–A mí me conoce mucha gente fuera de España, yo le he dado la vuelta al mundo al menos tres veces. A partir de septiembre tengo una gira por Asia con un espectáculo mío y varios compromisos pendientes con Eva Yerbabuena. Pero no tengo el propósito de llegar a ser mediático, simplemente quiero que la gente cuando me vea diga ‘qué buen cantaor es y cuánto transmite’.
–Ganó el Festival de las Minas con el cante tradicional, el cante antiguo. ¿Es el camino por el que quiere seguir?
–De momento quiero seguir trabajando por la línea que voy, por la clásica. Creo que se pueden seguir aportando cosas dentro del flamenco, rescatando cantes en desusos y renovando las letras. En mi siguiente disco, que saldrá en noviembre o diciembre, investigamos letras del primer cancionero de Manuel Balmaseda, recuperamos letras antiguas e incluimos también otras compuestas por mí. Hay cosas que se pueden hacer todavía acercándolas al siglo XXI para que suenen frescas y entren en el oído de las personas de hoy día, pero sin desvirtuar el cante. Como decía Enrique Morente, primero conoce el cante y después, si tienes inquietudes y quieres crear algo, créalo sin miedo. A mí no me ha llegado todavía ese momento de creatividad, de hacer algo mío personal. Quiero seguir aportando al flamenco lo que es mío.
–¿Piensa, como algunos dicen, que fusión es confusión?
–No. Lo que pasa es que también hay muy mala fusión, y es en esos casos cuando se crea la confusión. Estuve muchas noches hablando con Enrique Morente sobre estas cosas, porque a él se le machacó por crear algo en lo que creía. Se dedicó a estudiar las bases sólidas del flamenco para después aportar su sello personal. Pero hoy en día la gente joven quiere innovar antes de conocer. Y eso es un error. Tenemos que preocuparnos primero por estudiar las bases. No podemos engañar a la gente. Y es muy fácil hacerlo en España porque, por desgracia, tenemos muy poca cultura musical. Es fácil ponerle en el oído a la gente algo que le guste para que te compren y estés en el candelero.
Regina Sotorrio
Regina Sotorrio
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