miércoles, 12 de febrero de 2020

Dios bendiga a Laura Dern ... por Txema Martín .

El Oscar a 'Parásitos' fue de una justicia poética que no resulta habitual en ningún aspecto de la vida

Hay gente como yo que sigue la ceremonia de los Oscar como los futboleros siguen la final de la Champions o como se sigue Eurovisión. No te das cuenta pero la vida se te va en estas cosas, qué le vamos a hacer, y en la madrugada del domingo al lunes, o sea, en el momento más extraño y cruel de toda la semana, fuimos espectadores de una gala digna, memorable, divertida, y recibimos una lección sobre cómo se tienen que hacer las cosas; cómo una ceremonia de entrega de premios superficial y no acostumbrada a reconocer el mejor cine puede funcionar como espectáculo aunque los discursos de agradecimiento sigan siendo, en su mayoría, un completo desastre. Aunque tengamos la sensación de que no está hecho para nosotros. Pues, así y con todo, ver la gala fue un verdadero gusto.


Apenas habíamos sacado del horno la primera pizza, no había hecho más que arrancar la corriente líquida de cerveza, vino y Coca Cola Light, y ya salió Janelle Monáe, cantante negra y 'queer', con la mejor apertura que ha tenido la ceremonia en muchos años. Es así como se deben empezar todas las cosas, pensé, por todo lo alto. Luego recibimos otra lección habitual en esta gala, cómo sacudirse la caspa o esa manera en la que hacer frente a los zarpazos de los demás con elegancia y sentido del humor (casi siempre van unidos). Se practicó un ejercicio de autocrítica respecto a la ausencia de directoras nominadas o a los reproches raciales. Hubo presentaciones verdaderamente memorables. El Oscar a 'Parásitos' fue de una justicia poética que no resulta habitual en ningún aspecto de la vida.


Nos fastidió que no se llevara el premio Antonio Banderas, eso no se puede negar. Las últimas semanas habían servido para alentar sus posibilidades. En otros premios, 'Dolor y gloria' se ha impuesto en las categorías de mejor película y mejor actor protagonista. El papel de Banderas es más complejo que el de 'Joker', que básicamente consiste en poner cara de loco casi todo el tiempo, que no será fácil hacerlo bien, pero es una interpretación en la que un actor notable puede lucirse. En 'Dolor y gloria', una película que encontré deslavazada, el rol de Salvador Mallo requiere contención y matices. 'Joker' es una auténtica exhibición, eso tampoco puede negarse y su premio es muy merecido. Espero que Dios bendiga a Laura Dern. A Estados Unidos le va a venir muy bien que una película surcoreana haya ganado este premio. Al final, resulta que seguir la gala de los Oscar en directo delante de unas palomitas industriales cocinadas en un microondas te reconcilia con la cultura occidental.

Txema Martín .

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