domingo, 15 de marzo de 2020
Lo bueno de lo malo ... por Pablo Aranda
Nada como una buena crisis para darnos cuenta de lo más importante para nosotros: lo primero que se acaba en los supermercados es el papel higiénico. Qué casas más grandes tiene la gente para poder apilar tantos paquetes. Mañana domingo no saldremos; si no, continuaríamos con el ritual mediterráneo de la paella familiar. Al preguntarle a mi madre si llevo algo no me extrañaría que me hubiera dicho pues un rollo de papel, hijo. Las cajas de preservativos, por cierto, quedan amontonadas en su estante, tristes y solas, a quién vamos a engañar. Lo primero es lo primero. Cuando por enfermedad el médico me ha impuesto una dieta severa, el alimento que más echo de menos también es el más importante. En mi caso, el huevo frito con patatas. Y un pedazo de pan bueno. Por favor, doctor, suplico, no me toque los huevos. Compro huevos de gallinas criadas en libertad. Mucha libertad para acabar en el plato de un señor al que no conocen de nada. Me acuerdo de los huevos que le fríe Fiorella Faltoyano a José Sacristán en La Colmena y se me hace la boca agua de borrajas. Huevos no sé, pero a partir de pasado mañana toca comernos a los niños con patatas, como decía una madre a la salida del colegio. La medida es buena y debemos hacer caso pues esto es cosa seria.
Mientras escribo pensando en los huevos la Semana Santa sigue adelante. El jueves dijo Juan Marín que no veía razones para suspenderla, al tiempo que el gobierno del que es vicepresidente cerraba todos los centros educativos e instaba a las federaciones deportivas a cancelar los eventos deportivos de cualquier edad, entre otras medidas. Alma de cántaro ¿que no hay razones? Espadas lanza su apoyo a Marín. El alcalde de Sevilla tampoco veía ayer razones. Si esto es lógico que venga Dios y lo vea. Posiblemente hasta Dios vendría con mascarilla. Hay que reconocer que el capirote funcionaría como buena mascarilla. A los niños que pidan cera se les podría dar un golpe con el cirio. Hasta el Obispado de Málaga ha pedido suprimir los actos de piedad de gran afluencia y aconseja a los mayores seguir la misa por televisión. Es difícil estar a la altura de las circunstancias, empezando por nosotros mismos. Esto no son unas vacaciones. Cuando todo pase, que pasará, podremos ocuparnos de Corinna y la corona, pero ahora toca hacerlo del coronavirus. Leo los síntomas y me pica todo el cuerpo, pero el picor no es un síntoma. El grupo malagueño de hoteles Soho Boutique ha puesto a disposición de las autoridades tres hoteles para atender las necesidades del coronavirus. Estamos acabando con la existencia de papel, pero queda gente buena.Mas artículos de Pablo Aranda en Aumor AQUI
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