viernes, 27 de marzo de 2020

... por Federico Soriguer

Recuerdo ahora un texto de Desmond Morris, el autor del 'Mono desnudo', en el que advertía que el gran problema para la humanidad vendría de una mutación de un virus. Eran los años ochenta del pasado siglo y había otras crisis y otros problemas. Esta crisis sanitaria pasará y como con la crisis económica del 2008 nos olvidaremos de algunos propósitos de enmienda que, hoy en caliente, nos parecen muy evidentes. Porque con aquella crisis algunos creyeron que el capitalismo se refundaría.

No ha sido así, sino todo lo contrario. La desigualdad ha aumentado, el cambio climático asociado al modelo de producción actual está llevando al mundo a una situación que comienza a afectar a la salud de las personas y el capitalismo de casino se ha instalado incluso en la vida social y hasta en las relaciones personales.

También pasará esta crisis sanitaria (eso esperamos) y olvidaremos estas lecciones que ahora con el estado de alarma declarado en el país comenzamos a vivir en nuestras propias carnes. Y la primera lección nos viene de China, un Estado fuerte y no democrático al servicio del mercado, que ya hace tiempo que algunos economistas neoliberales ponen como modelo. Libre mercado pero sin libertades políticas. ¿Es ese el futuro? Europa tiene que demostrar al mundo que es posible encontrar soluciones eficaces con estados democráticos. Y para eso los estados tienen que ser consistentes. Así que la advertencia es para quienes dentro de nuestra sociedad han visto en el Estado (democrático) el enemigo del mercado y han hecho todo lo posible por debilitarlo. Los ataques a los sistemas públicos de educación, de salud y de protección social son el mejor ejemplo de quienes así opinan.


En lo que a esta crisis respecta, la lección que tenemos que recordar es que a una crisis de esta naturaleza solo se la puede hacer frente desde un buen sistema sanitario público y es esto algo que no se improvisa. Y para el nuestro esta crisis va a ser una verdadera prueba de fuego. En palabras de Mariam Martínez-Bascuñan: «La verdadera enmienda al Occidente de los últimos 30 años es la de la minusvalorización que se ha hecho del Estado, dejando que la lógica económica impregnase todas las capas de la sociedad». En España la importancia de un Estado fuerte y democrático capaz de hacer frente a contingencias como la de esta crisis sanitaria adquiere todo su significado por la coincidencia con la crisis territorial. Que los independentistas catalanes y con menor emoción los vascos se hayan sentido en la obligación de mostrar la patita por debajo de la puerta del Consejo de Ministros es una muestra más de su incapacidad para comprender la complejidad del mundo moderno. Creer que por ser nacionalista, en un mundo sin fronteras para los virus (o para el cambio climático) se es portador de soluciones milagrosas es de una miseria intelectual notable. Carecer del sentido del ridículo es muy propio de los fanáticos que creen tener representado en su ombligo la imagen del mundo. Cuando pase todo esto no deberíamos de olvidarlo.

La tercera cuestión que no deberíamos de olvidar tiene que ver con las prioridades de la ciencia. Los recursos para la ciencia deben ir dirigidos a los problemas que ponen en peligro a la especie humana y a su bienestar. Y para esto será necesario un cambio en las relaciones internacionales. Un gran pacto por el futuro sobre las prioridades del conocimiento científico-técnico. Lo ha dicho Bill Gates en un vídeo que circula por las redes, aunque sorprendentemente también pone en cuestión la importancia de organismos supranacionales como la OMS. No van a ser héroes, por muy millonarios que sean, los que encuentren la solución a los problemas, muchos de ellos que ahora ni siquiera imaginamos, sino toda la humanidad remando en la misma dirección, a través de las instituciones internacionales. Y por último no deberíamos de olvidar que esta crisis sanitaria, cuando pase, va a dejar a mucha gente en la cuneta. Y a esta nueva crisis ahora ya no sanitaria sino económica y social solo la puede afrontar la sociedad a través de políticas públicas y solidarias de Estado. Como tampoco se debería de olvidar que cuando pase la crisis sanitaria (y esperemos que pase lo más pronto posible) seguirá la crisis climática, que sigue siendo el gran reto a largo plazo de la humanidad. ¿Habremos aprendido algo cuando salgamos de esta crisis? ¿Recordaremos la lección cuando pase esta marabunta?

FEDERICO SORIGUERMÉDICO. MIEMBRO DE LA ACADEMIA MALAGUEÑA DE CIENCIAS JOSÉ IBARROLA

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