La Asociación de la Prensa de Madrid ha pedido a Podemos que deje de amedrentar a periodistas que le critican. El partido de Iglesias se siente víctima de la hostilidad de los medios y reacciona atacando y acusando al periodismo de estar adulterado por la autocensura.
En Pablo Iglesias se da una extraña combinación de madurez e inmadurez. Analiza la realidad con mucha inteligencia, pero no entiende dos cosas muy elementales y se niega a aceptar una tercera muy relevante. Las dos que no entiende: una, que un partido que nace para luchar contra el sistema ha de contar con que el sistema se va a defender; dos, que los medios de comunicación convencionales formamos parte del sistema por lo cual las principales líneas editoriales no le pueden ser favorables. Y la que se niega a aceptar: que también Podemos forma parte del sistema, que está atrapado en la contradicción, que juega en esta liga.
Respecto a la autocensura. También yo he afirmado en muchas ocasiones que el mayor enemigo de la libertad de expresión es el paro, pero del mismo modo que la precariedad laboral atenúa la agresividad sindical, del mismo modo que la crisis acobarda a las sociedades y las induce al conservadurismo. Son verdades del comportamiento humano indeseables, paradójicas pero ciertas, y desde luego más que conocidas.
La autocensura es una enfermedad periodística pero no nacido para combatir a Podemos. Iglesia se da una importancia excesiva si se cree que le está pasando algo de particular. Siempre me ha llamado la atención que un doctor en política se sorprendiera de la ferocidad de la política democrática y que quien ataca con tanta dureza sea tan frágil cuando le toca encajar: puños de acero, piel de mantequilla. Los pecados del periodismo son muchos y mil veces comentados, pero Podemos se tiene que recolocar ante este tema porque está equivocado.
Iñaki Gabilondo.
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