martes, 12 de marzo de 2019

Domi del Postigo : "No me quejo de que se ejerza la crítica, sólo de la desmesura"



José Francisco Domínguez del Postigo nació en Baracaldo pero siempre fue andaluz. Ha hecho radio, televisión, prensa escrita, cine y teatro. Ha estado vinculado al Festival de Málaga desde sus inicios. Fue el presentador de la Sección Oficial en la primera edición y en la 22ª figura como relaciones externas. Cree que el periodismo escrito "se está pareciendo cada vez más a la angustia del programador en televisión y nada hay peor para la esencia de cuarto poder y servicio público que caracteriza al periódico".

-¿Qué lectura hace de las críticas tras su presentación de las Medallas del Día de Andalucía?

-Pues que algunas están fundamentadas en el cariño, que otras son las lógicas reacciones de un público que exterioriza sus emociones y alguna otra, por la forma en la que fue hecha, desvelaba el fondo.

-¿Y cuál era ese fondo?
-Por la dedicación tan extensa a la figura de un mero intermediario en una gala institucional como es el presentador y al pararse tan sólo en cuestiones de estilo probablemente hubiera un fondo de enfado que no acabo de codificar.

-¿En las redes ha habido ensañamiento?
-Yo creo que estamos haciendo de las redes sociales, que son meras herramientas al servicio de la difusión del mensaje, protagonistas y, cuando la herramienta se convierte en protagonista, todo se deforma. Sí creo que la gente del oficio, los periodistas, cuando estamos en grupos acabamos contagiándonos de la opinión de nuestros compañeros. Tenemos la tendencia a homogeneizar nuestra opinión con la del grupo y es probable que eso generara cierta ebullición que yo respeto, pero con la que no estoy de acuerdo. No me quejo de que se ejerza la crítica, tan sólo, desde mi humilde punto de vista, de la desmesura que esa forma, dedicación y extensión ponían en evidencia.

-¿Le dieron libertad para la presentación?
-Absoluta, absoluta. Las directrices eran que la institucionalidad del acto está en el prestigio incontestable de los premiados y las altas representaciones democráticas de Andalucía que lo presiden. El resto intentamos hacer una gala que tuviera un tiempo televisivo, muy americana, con personalidad... Intenté trabajar para los espectadores que estaban al otro lado de la pantalla, cubriendo silencios que para el espectador o el oyente pueden ser símbolo de que algo va mal. Se trataba de poner oficio para que aquello fluyera en todo momento, tuviera una duración de dos horas y su formato facilitara la emisión televisiva.

-Siempre ha sido un acto un tanto serio...
-No debemos confundir la seriedad con el entretenimiento. Llevo con esa batalla toda mi vida profesional. Siempre he creído que el entretenimiento es la obligación del profesional que se pone delante de un medio de comunicación en primera línea para traspasar la seriedad, la importancia y la legitimidad de los contenidos que aborda. Eso va con mi ADN profesional, que guste o no guste es legítimo, es otro tema.

-¿Cómo se sintió sobre el escenario?
-Fue un honor.

-¿Cree que van a cambiar las cosas en la Radio Televisión Andaluza?
-No me corresponde a mí decirlo, pero el hecho de que yo estuviera saliendo por televisión el mismo día en el que se celebraba el 30º aniversario de la Radio Televisión Andaluza, después de más de 20 años de no hacer ningún tipo de programa ni ser recordado en las celebraciones, probablemente diera una apariencia de ello, siendo un personaje muy pequeño, no se me entienda mal. Que haya habido casi cuatro décadas de Gobierno monocolor han generado tal cantidad de inercias que ni siquiera muchas veces son justas para quienes son protagonistas de las inercias.

-¿Qué televisión pública querría ver?
-Una que tuviera sentido, que fuera andaluza, que tuviera un modelo definido, que no agotase hasta la saciedad los programas, que no fuese sectaria sino libre, sin vetos y que esté hecha para los ciudadanos y no para los partidos. Una televisión que no se preocupara tanto del índice de audiencia y sí de trasladar al máximo público posible programas que fueran útiles para la Andalucía de la que se nutre financieramente hablando.

-¿Cómo fueron sus principios en Canal Sur?
-Cuando empezábamos en Canal Sur teníamos una ilusión tremenda. Nos creíamos muchísimo que desde la televisión se podían agrandar los horizontes, luchar contra los tópicos que hacían pequeña la idea de ser andaluz y, al mismo tiempo, trasladar la sensación magnífica de pertenencia a un pueblo que tiene tal patrimonio que merecía ser reflejado. Celebro las cosas que han hecho de lo andaluz casi una etiqueta nacional y las celebro sin complejos. Lo que no soporto, me asfixia, es que se utilicen fundamentalmente hasta el punto de que lo demás quede oculto.

-¿Hacia dónde va el periodismo?
-El periodismo dejó de ser un uso ilusionante, comprometido y fácil para el periodista cuando los medios de comunicación se convirtieron en grandes máquinas de negocio. Hay mucha competencia y, a veces, cuando recibimos inputs de audiencia con hechos o situaciones que no son noticia, obviamente el enemigo está en casa. Han dejado de ser portada noticias que influirían positivamente en la sociedad para serlo otras que tienen detrás al financiador, un morbo determinado o una presión de audiencia favorable para tener más clics. Querría ver una televisión pública con un modelo definido, libre, sin vetos y hecha para los ciudadanos"

Diario de Sevilla

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