Con el revisionismo algunos van a acabar chamuscados
Hemos llegado a la Noche de San Juan quemados y no nos dejan hacer hogueras ni júas. De eso se va a librar Fernando Simón. Es lo que tiene la popularidad, que igual te ponen en camisetas que te queman en San Juan. En Valencia un tal Raúl de 25 años se ha tatuado en el muslo la cara de nuestro epidemiólogo estrella, dice que así recordará siempre la pandemia. También tiene tatuado a Sylvester Stallone y a Al Pacino. ¿Qué querría recordar tatuándose a Sylvester Stallone?, ¿que no siente sus piernas, como Rambo? Messi lleva tatuado en un omóplato el rostro de su madre. Como el omóplato no solemos vérnoslo a lo mejor se le olvida que la tiene ahí y la llama menos. De papá seguro que no se olvida porque es el que le maneja la plata. Algunos futbolistas parecen de una raza superior, pero tienen la piel hecha un poema, o un tebeo. Raúl, el de más arriba, también se tatuó a Batman. Quizá le habría bastado con tatuar una mascarilla sobre la boca de Al Pacino para recordar al maldito virus. Mucha gente está acordándose de otra gente importante a la que no conocía, aunque resulte imposible, sin embargo en vez de tatuarse sus caras ilustres están tirando al suelo sus estatuas.
En España algunos señalan a Colón, cuyo dedo de piedra en Barcelona no señala a donde dicen, pues las Indias, o sea, América, queda hacia el otro lado, lo que ocurre es que bien puesto parecería que señala a Manresa. Los tatuajes son como los nombres y los diamantes: para siempre. Uno de los nombres más elegidos el año pasado fue el de una heroína de serie, pero no habían esperado al último episodio y resulta que la buena era más mala que la quina. Las apariencias engañan. No hay que juzgar por el aspecto aunque desde aquí recomendamos a Raúl que para las entrevistas de trabajo se ponga pantalones largos. Lo de las entrevistas de trabajo no es ninguna tontería porque la pandemia, además de matar a cuarenta mil personas, ha disparado el desempleo. Nunca debemos olvidar a los que están peor que nosotros, aunque nos dé la impresión de que cada vez son menos. Como sigamos con el revisionismo las esculturas habrá que hacerlas de plastilina, para que no hagan mucho ruido al caer. En París han 'profanado' la escultura de Voltaire, al que ponen de vuelta y media. ¿Lo habrán leído antes de cargarse la escultura? La conclusión es que este año han prohibido fuegos en la playa, pero que cualquiera puede acabar en la hoguera. De la misma forma que con otros acontecimientos, se podría trasladar la noche de San Juan a final de año: entonces tendríamos la hoguera de las navidades, donde además se chamuscarían algunas vanidades.Mas artículos de Pablo Aranda en Aumor AQUI
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