Supongo que no tengo que aclarar que soy pensionista y que, por tanto, el tema de las pensiones me afecta personalmente. Recuerdo que en mis primeras nóminas, allá por el año 1961, figuraba una detracción del 5% del sueldo en concepto de "mejora de derechos pasivos", que era un buen y anticipado anuncio de que con la jubilación, la pensión sería mucho más corta que el sueldo en activo, por lo que había que tenerlo presente y no olvidarlo, ahorrando, si se podía, o prolongando la actividad al máximo posible, que en mi caso fue, hasta la edad límite de los 70 años.
Como asunto sensible que es y que afecta a muchos, es un tema estrella para la política y cualquier opinión tiene audiencia inmediata y, desde luego, se puede y debe oír a todo el mundo, pero conviene escuchar a los sensatos, que dan razones de conocimiento. Entre ellos, a Manuel Lagares, catedrático de Hacienda Pública, andaluz, al que conocí en mis tiempos de las cajas de ahorro, que se ha ocupado de este tema en muchas ocasiones, con su buen saber y escribir habitual. Su discurso nada tiene que ver con las manifestaciones de pensionistas, que se quieren presentar como espontáneas y que con el grito de "sí se puede" revelan quién los mueve, pretendiendo una subida de sus pensiones, que están por encima de las posibilidades de nuestra economía.
Nadie discute que las pensiones son una columna básica del Estado de Bienestar y que el problema que ahora tiene España lo han tenido antes países de nuestro entorno que hicieron reformas que han demostrado su eficacia. Señala el catedrático, que la causa originaria de los problemas del sistema de pensiones es el aumento de la esperanza de vida y el envejecimiento de la población, pagándose cuantías más altas cuando hay menos cotizantes y, por tanto, menos ingresos. Señala que el déficit de la Seguridad Social se debe a que el gasto se ha incrementado un 90 %, entre 2006 y 2017, mientras que los ingresos solo aumentaron en un 12%, por ello ha sido preciso acudir al fondo de reserva, que se había ido acumulando desde el año 2000 y que, desde los 75.000 millones de euros que llegó a tener, hoy está casi agotado. Pero dice que no es cierto, como se ha afirmado para caldear el ambiente, que el sistema esté quebrado y que no se podrán pagar las pensiones, porque para pagarlas se cuenta con el aumento del empleo. Ahora bien, como existe un paro estructural, que nunca será menor del 8%, para 2023 tendrá que recurrirse a otras vías. Propone la mejora de las pensiones más reducidas. (Continuará otro día).
Jose Ramón del Rio
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