Si hoy es martes, oirán insistir en que la posición de los socialistas españoles ante la investidura de Rajoy como presidente del Gobierno es insostenible. La presión sobre Pedro Sánchez no deja de aumentar. Unas terceras elecciones tendrían lugar el día de Navidad, sueño húmedo de Rajoy, a quien le gusta convocar elecciones cuando la gente tiene otra cosa mejor que hacer. Ante el riesgo de unas nuevas elecciones los españoles sufren tanto como Javier Marías leyendo la sección de Amos y Mascotas en El País Semanal.
Pero las certezas son tercas. Por un lado, los socialistas reconocen que es Rajoy quien tiene la prioridad para formar un Gobierno, pues ganó las elecciones de manera clara. Sin embargo, no es lo mismo que te caiga una pedrada en la cabeza que lanzártela tú mismo. Por eso los socialistas son alérgicos a ser ellos quienes posibiliten esa reedición del Gobierno. Alguien los ha invitado a votar tapándose la nariz. Pero el mal olor es demasiado intenso.
Parece complicado que el principal partido de la oposición vote para permitir el Gobierno de quien nombró ministro del Interior a alguien capaz de reunirse con el delincuente Rato en la intimidad y organizar una red de espionaje y fabricación de archivos que filtrar a la prensa amiga sobre rivales políticos. El mismo Gobierno que revocó la reforma democrática de la elección de presidente de RTVE para proceder a la demolición impenitente de la credibilidad del canal público de radio y televisión. Resulta complicado apoyar a quien procedió a una reforma educativa que resituó la enseñanza de la religión entre las asignaturas escolares y suprimió la Educación para la Ciudadanía. Y más aún que pugnó para colocar de comisario europeo al ministro Cañete pese a la evidencia de que su esposa y familia directa se beneficiaron de la amnistía fiscal aprobada en un Consejo de Ministros al que asistió tan campante.
La lista de argumentos que hacen incompatible el apoyo de los socialistas a un Gobierno de Rajoy es demasiado larga, pero tiene su colofón en la certeza judicial de la financiación ilegal de los populares y la orden directa de destruir los discos duros que hubieran facilitado la investigación sobre el desvío de donaciones ilegales a Suiza por parte del tesorero Bárcenas. Son razones de peso que justifican la negativa socialista. Pero es el bloqueo precisamente lo que se trata de reconducir y han de procurarse acciones razonables que hagan posible un avance. Si no se les ocurren es porque piensan poco o aguardan la oportunidad más propicia. Pero opciones de desbloqueo existen, no lo duden. Demos algunas...
David Trueba
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