Una cosa son los dirigentes del PSOE y otra sus militantes. Los dirigentes del PSOE de Andalucía son todos susanistas sin excepción porque a Susana Díaz le deben su salario. Todos los cargos de la Junta de Andalucía, todos los asesores del gobierno andaluz, todos los cargos de diputaciones y ayuntamientos con sus asesores, todos los dirigentes provinciales y locales del PSOE le deben sus puestos y sus medios de vida se lo deben a Susana Díaz o a la persona que ha puesto Susana o sus muchachos en los puestos que les han nombrado. No creo que haya ni un solo secretario de las mil agrupaciones que tiene el PSOE en Andalucía que no tenga un puesto remunerado en la administración. Todos los dirigentes del PSOE están colocados, quieren colocar a sus familiares o los han colocado ya. Esa red clientelar que llega al último rincón de Andalucía es lo que permite a Susana dirigir con mano de hierro al Partido Socialista.
Tan solo dirigentes jubilados o los que han quedado fuera del reparto de canonjías levanta la voz. Eso no quiere decir que Susana Díaz vaya a ganar por goleada en Andalucía cuando haya unas primarias. Es posible que gane porque el aparato apretará a todos los que viven de la política y como querrán seguir viviendo de ella , los que piensen por sí mismos dejarán en casa sus conciencias y dirán lo que diga Susana. Siempre ha sido así en el PSOE pero ahora con más ferocidad que nunca. Pero hay muchos militantes cuyo medio de vida no depende del partido ni quieren colocar a sus hijos en ningún lado. Esos equilibrarán, en la soledad de la cabina, el resultado de las primarias. Susana apoyó a Carmen Chacón , que perdió por poco. Luego apoyó a Pedro Sánchez frente a Madina, que ganó por poco. Lo mismo pasó a Borrel frente a Almunia, a pesar del apoyo del aparato a este último. No hay que estar tan seguros del resultado. Miren ustedes las elecciones americanas o las consultas en el Reino Unido y Colombia. La democracia es muy puñetera y a veces a la gente le da por votar sin esperar nada a cambio.
Igual alguien paga el golpe de mano perpetrado en el famoso comité federal.
Fernando Santiago Muñoz
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