EL TRATO
Hemos comprobado que se puede vivir sin Gobierno, pero no sin criticar a los que aspiran a gobernarnos. Lo único que podemos esperar de los candidatos es seguir esperando y en ese sentido hay que reconocer que el más paciente es Pedro Sánchez, que se conforma con cualquier resultado electoral, a condición de ser elegido presidente. Ahora ha propuesto un pacto político con Cataluña donde se reconoce su singularidad en el desvencijado marco de la reforma constitucional. No es un trato cualquiera, sino un «trato diferencial», o sea, un acuerdo que nos haga a todos menos iguales salvo a los que viven en esa comunidad. Es lo malo que tienen los tratos bilaterales, que le dan de lado a muchos tratantes que dicen que la jaca también es suya, aunque esté llena de mataduras y pegue coces a diestro y siniestro, especialmente a siniestro.
Nadie debe llamarse a engaño, que para eso está el sanchismo, que es una variante curiosa del socialismo que le complace a Miquel Iceta, porque cree que es el mejor de los caminos para reconocer las evidentes particularidades catalanas. Una vez reconocidas habrá que admitir que las demás regiones españolas también tienen sus particularidades. Así es el patio de nuestra casa: cuando llueve nos mojamos todos.
Mal momento ha escogido Rajoy para desafiar a Bruselas y mantener la rebaja del IRPF pese al déficit. Nos podemos ganar un multazo y para pagarlo habrá que hacer lo contrario de lo que dice el presidente en funciones: subir los impuestos en dos puntos en vez de bajarlos como él sigue prometiendo. Los acontecimientos siguen siendo muy tenaces y hay muchos españoles, digamos que el 80%, que aspiran sólo a llegar a fin de mes. Hoy lo hemos conseguido todos porque estamos en lo que ayer llamábamos el mes que viene. Debiéramos ser más contentos, no estar más o menos contentos según lo que nos suceda, pero corremos tanto que nos dejamos la felicidad posible muy atrás. Claro que tampoco ella cumple sus tratos. O no se acuerda o se ha propuesto olvidarnos o bien dejarnos para más adelante. Manuel Alcántara Puedes ver el resto de artículos de MANUEL ALCANTARA publicados en AUMOR AQUI
Hemos comprobado que se puede vivir sin Gobierno, pero no sin criticar a los que aspiran a gobernarnos. Lo único que podemos esperar de los candidatos es seguir esperando y en ese sentido hay que reconocer que el más paciente es Pedro Sánchez, que se conforma con cualquier resultado electoral, a condición de ser elegido presidente. Ahora ha propuesto un pacto político con Cataluña donde se reconoce su singularidad en el desvencijado marco de la reforma constitucional. No es un trato cualquiera, sino un «trato diferencial», o sea, un acuerdo que nos haga a todos menos iguales salvo a los que viven en esa comunidad. Es lo malo que tienen los tratos bilaterales, que le dan de lado a muchos tratantes que dicen que la jaca también es suya, aunque esté llena de mataduras y pegue coces a diestro y siniestro, especialmente a siniestro.
Nadie debe llamarse a engaño, que para eso está el sanchismo, que es una variante curiosa del socialismo que le complace a Miquel Iceta, porque cree que es el mejor de los caminos para reconocer las evidentes particularidades catalanas. Una vez reconocidas habrá que admitir que las demás regiones españolas también tienen sus particularidades. Así es el patio de nuestra casa: cuando llueve nos mojamos todos.
Mal momento ha escogido Rajoy para desafiar a Bruselas y mantener la rebaja del IRPF pese al déficit. Nos podemos ganar un multazo y para pagarlo habrá que hacer lo contrario de lo que dice el presidente en funciones: subir los impuestos en dos puntos en vez de bajarlos como él sigue prometiendo. Los acontecimientos siguen siendo muy tenaces y hay muchos españoles, digamos que el 80%, que aspiran sólo a llegar a fin de mes. Hoy lo hemos conseguido todos porque estamos en lo que ayer llamábamos el mes que viene. Debiéramos ser más contentos, no estar más o menos contentos según lo que nos suceda, pero corremos tanto que nos dejamos la felicidad posible muy atrás. Claro que tampoco ella cumple sus tratos. O no se acuerda o se ha propuesto olvidarnos o bien dejarnos para más adelante. Manuel Alcántara Puedes ver el resto de artículos de MANUEL ALCANTARA publicados en AUMOR AQUI
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