Las primeras visitas, he de reconocerlo y no me avergüenzo de ello, fueron lo que se podría decir furtivas: mis amigos Domi y Juan Antonio Vigar me conseguían pases o me apañaban alguna extraña invitación (rueda de prensa sobre los actores malagueños de reparto o algo así) para que de alguna manera yo pudiera estar presente. Eran mi amiga Sandra o mi prima Conchi las que se encargaban del alojamiento. Recuerdo que con la anuencia del Festival pase mi primera alfombra roja con el estreno de ‘San Bernardo’, una película donde, justo es reconocerlo, yo tenía un papel de dos escasas secuencias. Pero ahí estaba. Para completar mi dosis de glamour, otro amigo, Manuel Bellido, me solicitaba entusiasmado una entrevista, mientras que el resto de periodistas como es lógico y manda el buen criterio, se interesaban por los verdaderos protagonistas: entre ellos mi hermano del alma, Alberto San Juan.
Yo lo tenía asumido, desde que una vez escuche a unas chicas comentar delante de mi jeta en un bar: «Tía, pues la verdad es que no me suena su cara de nada. Que si tía, que lo has tenido que ver, lo que pasa es que es un actor secundario o terciario».
Por tanto, la emoción que me embargó cuando presenté ‘Azuloscurocasinegro’ no tiene palabras. Ahí estaba el tío. Con un papel de verdad. Y como buen cateto que soy, estaba exultante porque volvía a mi ciudad para alojarme en elHOTEL MÁLAGA
-Perdone, ¿a nombre de quien me dice que era laRESERVA
-No. Antonio
-No me aparece.
-Mire usted a ver, la productora, Tesela.
-No tampoco.
-Quizás la película ‘Azuloscurocasinegro’.
-¿azulquequé?, perdone pero entiéndalo el Festival tiene muchasRESERVAS
-Claro, me hago cargo.
Y deprimido baje la vista hacia el teléfono móvil. Pensé seriamente en llamar a algún amigo y quedarme en su casa. Quizás mi verdadero sitio es la casa de mis amigos. Afortunadamente yo tengo muchos. Y me iba reconfortando con la idea cuando vi entrar a Imanol Arias por la puerta delHOTEL
-No debería hacer esto porque soy presidente del jurado.
-No sé qué decir, -acerté a balbucear agradecido y emocionado-.
-No hace falta. Todo lo que tenías que decir ya lo has hecho en la pantalla.
Y el si se marchó con decisión. Y yo me quedé mirándole, embobado, como si acabara de ser besado por Penélope Cruz. Volví a girarme para comprobar que todo había sido un sueño, una hermosa historia de las que ocurren en el Festival. Y allí estaba el recepcionista, sonriente:
-Señor De la Torre, bienvenido. Aquí tiene la llave de su habitación
Antonio de la Torre . actor
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