viernes, 9 de marzo de 2018
Esto debe cambiar... por Txema Martín
La reacción del PP respecto al 8M ha sido a todos los niveles decepcionante
Ayer las mujeres españolas dieron una lección a todo el mundo protagonizando una jornada histórica en la lucha por la igualdad de derechos. Las previsiones quedaron desbordadas por la emoción: millones de personas en toda España, más de 50.000 mujeres y hombres en Málaga, salieron a la calle en una protesta social que es extraordinaria porque no está dirigida a nadie en concreto y que no es una manifestación en contra de algo, sino a favor. Un puñetazo en la mesa, con dos ovarios, que exige que de una vez por todas la igualdad entre hombres y mujeres deje de estar atrapada en lo simbólico para convertirse en una realidad.
Resulta satisfactorio comprobar que han sido censurados desde el propio movimiento los intentos de hacer de esta lucha un instrumento partidista. Hay una peligrosa manía de atar la lucha feminista con el anticapitalismo, con el sindicalismo de salón o con una pretérita lucha de clases. Los partidos de izquierda deben evitar la tentación de apropiarse del feminismo. La derecha se lo pone fácil: es en las distancias cortas en las que el Partido Popular vuelve a demostrar la pasta en la que están construidos sus cimientos. Como ocurrió con el divorcio, el aborto o el matrimonio igualitario, al final van a terminar atropellados por la realidad de una sociedad que va a darle la vuelta. La reacción del PP ha sido a todos los niveles decepcionante: M. Rajoy sonríe y responde «no nos metamos en eso» cuando le preguntan si el Gobierno piensa tomar medidas contra la brecha salarial. El feminismo es como una broma, ya se les pasará. La ministra de Igualdad, nada menos, afirma no sentirse identificada con la etiqueta de feminista, cayendo en la torpeza habitual, fruto de una ignorancia que resulta insostenible a estas alturas, que mantiene que el feminismo propone la supremacía de la mujer. Cristina Cifuentes, siempre tan moderna, admite que no encuentra fundamentos para la protesta y propone junto a algunas compañeras pijas de su partido una absurda 'huelga a la japonesa'. En Cádiz, otra del PP se preguntaba quién cuidará a los mayores y a los niños durante el 8M. Casi todos sin embargo se han puesto el lazo morado que identifica a la lucha. Es un gesto que no busca apoyar la causa, sino boicotearla, convertirla en un símbolo de alfombra roja, en el complemento ideal del día mundial de la mujer. El alcalde de Málaga intentó acceder a la cabeza de la manifestación de ayer en la ciudad y fue expulsado entre abucheos que le recordaban que ese no era su día.
La gran amenaza del feminismo ha estado siempre en aquellas mujeres que se resisten a la igualdad y por descontado en una manera de pensar que nos han inculcado desde niños hasta hace poco. Por eso algunos tenemos la certeza de que son los jóvenes quienes serán los detonantes de esta revolución feminista que está cada vez más cerca de alcanzarse y que llega tarde, sí, porque han aguantado demasiado.Txema Martín
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