Mañana vuelve El Niño, de Elche con sus Raverdiales y Los Voluble a la Térmica. Quién lo iba a decir, si no era él, que estas dos corrientes musicales harían tan buenas migas.Él lo tiene pero que muy claro y lo dice y yo lo comento:
" Definitivamente la vida es un camino que se vive hacia delante pero se comprende hacia detrás, como postulaba el filósofo existencialista danés Søren Kierkegaard. Bien es cierto que jamás hubiera imaginado que acabaría bailando verdiales, cuando recorría la costa de California en mis años mozos, explorando el universo de las raves. El cambio de continente nos llevó de la música rock a la electrónica con la misma cadencia con la que ahora me acerco al flamenco. Esta vez no he tenido que viajar a tierras lejanas, tan sólo cambiar el ángulo de visión, pero la esencia es la misma, el hambre por lo inusual.
Fue el pasado mes de octubre cuando, jaleada por una voz amiga, me percaté de algo que de tenerlo tan cerca resultaba invisible. En casa del profesor titular del Departamento de Antropología Social de la Universidad de Sevilla, Antonio Mandly, mientras se servían tomates aliñaos recién cogidos del huerto, se hablaba con naturalidad y soltura del flamenco como esa forma de expresión de la cultura popular que se ha rebelado contra las lógicas y normativas en cada momento histórico y contexto geográfico y de la fiesta de los verdiales como "auténtico tronco de eso que hoy llamamos flamenco".
Mi única toma de contacto hasta la fecha con esta lucha de fiesta que son los verdiales, había sido vivir una temporada por los montes de Almogía. Volví a encontrármelos hace un año, cuando Raúl Rodríguez incorporó a su repertorio una interpretación muy personal para cerrar su concierto en Málaga y fue entonces, gracias al acercamiento propiciado por Raúl, cuando reparé en su misterio. Y ahora llega Francisco Contreras, el Niño de Elche, con su Raverdial, una rave flamenca estrenada en el Festival Sónar.
Llegados a este punto no pude evitar interpelar a este poeta a altas horas de la madrugada y preguntarle por la conexión de estas, a priori, tan distantes manifestaciones musicales y esto fue lo que me respondió: “los verdiales, según nuestro criterio, son los que más puntos en común tienen con las fiestas raves. El hecho musical, que sería el trance, lo repetitivo, lo rotatorio o la velocidad del beat, junto con el factor social de fiesta, el sentido de comunidad, así como lo periférico de la puesta en escena, son características que hacen que no haya otra fiesta que pueda conversar con las raves”.
Y es que claro, el de Elche es un caballero incómodo y sagaz, cuyo ácido sentido del humor quita el pecado del mundo, capaz de atreverse a cantar verdades que suenan a gloria cuando reparten hostias y todo ello desde la experimentación como nave nodriza. Le vi estrenar su disco “Voces del Extremo” en la anterior edición del SMS Festival, en esta ocasión no conseguí llegar hasta la médula de su conciencia como me ocurrió en el pasado Festival Monkey Week, experiencia que ansío revivir el próximo viernes 22 en la Térmica, junto a Los Voluble, porque no hay nada como mirar al pasado para adivinar el futuro"
Sandra Pedraja
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