domingo, 15 de mayo de 2016

El Día de Europa ... por Manuel Alcantara


EL DÍA DE EUROPA

Los que no se han asomado al llamado viejo continente, aunque perciban sus inequívocas arrugas, no saben bien qué edad tiene. Sólo saben que está celebrando su cumpleaños, como si cumplir años representara algo en la edad del Tiempo, con mayúscula, que no sabemos lo que es, pero nos consta que transcurre entre la amenaza dramática de los refugiados, el 'Brexit' y la comprensible debilidad de los líderes actuales, que querían ser Carlomagno y se han quedado en jefes de la comunidad de vecinos. ¿Cómo felicitar a la vieja dama y, sobre todo, como congratularnos por pertenecer a ella? En el primer tercio del siglo pasado, Paúl Valery advirtió de que la mayor aspiración de Europa era ser gobernada por una misión americana. Su tesis se comprobó en la última, por ahora, Guerra Mundial.


Parece que no nos bastamos a nosotros mismos para gobernarnos. Somos muchos y parió la abuela. Cada día es más necesario crear un impuesto común para financiar la crisis patética de los que vienen y siguen quedándose porque no encuentran un sitio menos malo. El llamado Día de Europa va a durar mucho, porque cada uno somos de nuestro pueblo.

Las tareas de desescombro se prolongan a veces más que las de edificación, ya que hay que recoger muchos ladrillos que en su momento estuvieron alineados y torres «que desprecio al aire fueron ya su gran pesadumbre se rindieron». No sabemos si la historia de los sucesivos habitantes de este planeta es el cuento de nunca acabar, pero sospechamos que es la novela de siempre empezar. Llamamos evolución a esa forma de desarrollo graduaI que determina que nuestras vidas sean mejor que la de nuestros antepasados. ¿Qué hubiera dado Felipe II, que fue dueño del mundo, por ser dueño de un Citroën “dos caballos” para que lo llevara al Escorial, que es nuestra gran piedra lírica, cuando no había autopistas, ni multas de tráfico por exceso de velocidad, ni a Europa se la llamaba Europa más que en los viejos mapas, donde todo menos el mar era amarillo?Manuel Alcántara
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