Reacción al quejío... por Txema Martín

La polvareda mediática que ha levantado la petición de firmas, auspiciada por la bailaora Marina Vargas, respecto al cambio hacia una legislación municipal y autonómica que permita la música en directo en Málaga sigue dando que hablar. Esta misma semana la televisión autonómica se hizo eco de la solicitud y aparecieron aquellos que abrieron un local con la intención de convertirse en tablaos y que se ven próximos al cierre ante la imposibilidad burocrática de cumplir sus intenciones. También cantaores malagueños como Antonio de Canillas, bailaoras tan grandes como Rocío Molina o patronos del cante como Paco Roji llevan años reivindicando más espacio, público y privado, para el arte. Ahora podríamos decir que se intuye una tímida pero milagrosa reacción de la parte institucional, que está siendo señalada en cada vez más medios por desplegar un soez inmovilismo respecto a la música en directo más allá de la programación pública, y no sólo respecto al flamenco. A día de hoy, a la petición tramitada en Internet sólo le faltan mil firmas para llegar al objetivo de diez mil adhesiones, pero su propósito parece que empieza a ofrecer algunos resultados.

Muchos han visto en la reubicación del festival de flamenco 'Ciudad de Málaga' una reacción municipal a esta demanda. Este encuentro flamenco lleva treinta y seis años celebrándose en el entorno de la feria y, por primera vez en su historia, cambia de ubicación para celebrarse, el próximo viernes 24 de junio, en la calle Alcazabilla, en pleno Centro histórico. Allí, el Teatro Romano servirá de telón de fondo para las actuaciones de artistas como La Cañeta, José de la Tomasa, Manuel Moneo o Pepe Torres que serán presentados por el mítico flamencólogo Gonzalo Rojo. Mil sillas se pondrán a disposición del público de forma gratuita para que puedan degustar la que sin duda será una velada flamenca de primer orden para la ciudad.

Hay que poner de manifiesto que la celebración de estas actuaciones en la feria, pese a ser una de las pocas actividades musicales potables en la caseta municipal, pasaban desapercibidas para el gran público, incluso para los especialistas. De hecho, lo desconocía hasta Salvador Pendón en la presentación de su libro 'Blanco sobre negro' sobre la promoción de nuestro cante durante su época como presidente de la Diputación. Allí afirmó no entender que en la ciudad de Málaga no hubiera algún festival dedicado al cante, ignorando a éste que lleva más de treinta años celebrándose, pero en un entorno maldito.



Festivales en la provincia
Los aficionados al cante flamenco pueden encontrar en la provincia de Málaga un verdadero refugio para sus pasiones, ya que con la llegada del verano la programación en los municipios malagueños se nutre de festivales que ya tienen la categoría de históricos, desde el de Cante Grande de Casabermeja, que cumplirá cuarenta y cinco años; el de la Luna Flamenca de Guaro o el de Ojén, entre muchos otros. Con la llegada de la temporada estival, el municipio de Alhaurín de la Torre abre las puertas de su mítica finca El Portón (mucho ojo también a su programación de jazz para esta temporada) que acogerá otro encuentro veterano, que se celebra hoy sábado a partir de las 22:00 y que contará con El Cabrero y José de la Tomasa como cabezas de cartel. Coger el coche y pasearse por la provincia parece ser requisito indispensable, pero en Málaga de vez en cuando también se nos ofrecen citas ineludibles. Ya hemos hablado del Museo Picasso o de la peña Juan Breva como adalides del cante en la capital. Y, de vez en cuando, los teatros de gestión municipal, Cervantes y Echegaray, nos han deparado buenos momentos y grandes citas, que desde el año pasado inunda levemente su ciclo veraniego, Terral, que este año trae varias citas entre las que destacan 'Las Minas Puerto Flamenco', con artistas ganadores y finalistas del Cante de las Minas, o Terral Flamenco en el Castillo de Gibralfaro con Esperanza Fernández (13 de julio) y David Lagos (14 de julio). Es probable que todo esto sea insuficiente, y por eso no vamos a acostumbrarnos a conformarnos con poco: queremos más.

Txema Martin