El pecado original de Podemos es haber permitido que Rajoy gobernara.
Ahora que apechuguen con Mariano Perdonavidas. Tendríamos de presidente a
Pedro Sánchez, pero ellos sabrán a quién prefieren (ayer hubo guiños al
PSOE). Montero fue la encargada de recitar el catálogo de corruptelas
del PP. «El exceso es el veneno de la razón», dijo Rajoy citando a
Quevedo (y Casado a Maroto: «¿Todos esos casos son nuestros?»). Habló
Montero de machismo. Lo sorprendente es que no llegara a romper el techo
de cristal. Pero como la Castafiore de Tintín rompe las copas. Con el
tonito enamorado de la luna. La oía y pensaba en Errejón como Castelar.
De Bernardo de Claraval se cuenta que habiendo viajado de clérigo a
Alemania a promover la Segunda Cruzada la gente le entendía los sermones
pese a usar el francés. Para que se le entienda, Pablo Iglesias sólo
habla despacito. No parecía posible cuando abrió el debate, pero Montero
fue superior al candidato.
Rosa Belmonte
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