martes, 14 de junio de 2016

Diario de Una Minina : Verde que te quiero verde

EL DIARIO DE UNA MININA: "VERDE QUE TE QUIERO VERDE".
Hace poco tuve un pretendiente, que hasta el momento desconozco qué exactamente pretendía. 
Un chico inteligente y guapo, empresario y colaborador de varias entidades de interés social, culto y encantador, amante del balón sobre el césped verde, ex-jugador del fútbol. 
Ya me daba mala espina ese "verde que te quiero verde", pero me otorgué una oportunidad de asomarme a su universo y probar si puedo formar parte de él. Asumí a priori, que pese a mi IQ normalito que se mueve entre letras, notas, megapíxeles, ásanas, movimientos de danza, psicología, neurolingüística, algo de física cuántica y otras cosas sin importancia, nunca me aprenderé todas esas ligas habidas y por haber, bastante tengo con distinguir entre el fútbol y el rugby. 

Como es natural, a poco tiempo de conocernos me tocaba "compartir" un partido de fútbol. Accedí sin más diciéndome que estoy acompañando de buen grado a un ser humano que vibra a 528Herzios, la frecuencia del color verde: relajante y reconstituyente, apropiado para las almas atormentadas. En el minuto tres me aburrí solemnemente de tanta monotonía, a pesar de intentar distraerme con las estructuras corporales que corrían detrás del balón (mira que se vende un mogollón de ellos, hay uno para cada habitante del planeta), sus expresiones faciales y otros detalles de interés científico.
Terminé observando al "interesado" que en este momento estuvo más interesado en la trayectoria del balón que en el peazo bombón que estaba aguantando estoicamente aquello y sin prestarme atención alguna. Saltaba y gritaba, maldecía y babeaba, ahogaba su frustración y regaba su alegría con la cerveza, mientras sus pupilas adquirían forma rectangular y color verde.
Empecé a sentirme inexistente, como en ese anuncio del aire acondicionado LG, donde el cliente exclama asustado en la consulta: "Doctor, no soy nadie!".
Después de dos horas de esa nueva e inusual sensación me di cuenta que tengo algo que se llama ego y que se opone a ser eclipsado por un balón inanimado.
El "noviazgo" me duro algo más que un telediario: un partido de fútbol. 
 Tatiana Minina 
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