La bailarina y coreógrafa malagueña Luz Arcas y el poeta madrileño
Abraham Gragera constituyen el corazón y el alma de La Phármaco, la
compañía de danza que el próximo sábado 22 presentará en el Teatro
Echegaray a las 20:00, como apertura del Ciclo de Danza, su último
espectáculo, Kaspar Hauser. El huérfano de Europa, aproximación
al legendario personaje histórico que a comienzos del siglo XIX puso
patas arriba el continente a cuenta del mito del buen salvaje y
sobre cuya ignota biografía circulan desde entonces todo tipo de
conjeturas.
Arcas, que interpreta la pieza con la única compañía en
escena del músico Carlos González (tercer vértice esencial de La
Phármaco), y Gragera, corresponsable en materia de dramaturgia y
dirección, reciben a Málaga Hoy en una cafetería del centro poco
después de su regreso de Berlín, donde la primera presentó el pasado fin
de semana su espectáculo-manifiesto Embodying what was hidden, una breve propuesta creada para espacios no escénicos que su artífice presentó también recientemente en Nueva York. Kaspar Hauser tuvo
su estreno en los Teatros del Canal de Madrid el pasado marzo, y desde
entonces, tal y como atestiguan Arcas y Gragera, la proyección
internacional de la compañía ha sido más que notable: si en 2015 Arcas
ganó el Premio del Teatro Andaluz a la mejor intérprete femenina de
danza y el Premio Ojo Crítico de RNE, en 2016 el reconocimiento ha
llegado de la mano de una abultada conquista de nuevos públicos en
latitudes bien distintas. Así, el Kaspar Hauser que el público
malagueño podrá ver el sábado ha sido ya objeto de una amplia gira por
Latinoamérica, con una acogida más que prometedora: "Nos hemos dado
cuenta de que La Phármaco tiene un público natural en países como
Argentina y en Uruguay", apunta Arcas, mientras Gragera añade Estados
Unidos entre los territorios favorables a la compañía de cara al
presente y al futuro. La resonancia internacional de su órdago promete,
por tanto, ampliarse a lo grande en los próximos meses.
De hecho, Luz Arcas participará este noviembre en un festival multidisciplinar que se celebrará en Nueva Delhi por el centenario de la muerte de Rubén Darío y en el que la malagueña creará in situ una coreografía en homenaje al poeta. Pero antes, el próximo día 31, La Phármaco contará uno de los episodios esenciales de su historia con el estreno en la Sala Cuarta Pared de Madrid de Abok, espectáculo que inaugurará además la nueva edición del certamen Territorio Danza. Y es que Abok es el resultado de un taller que Arcas y Gragera han desarrollado durante dos meses en el Centro Cultural de España en Malabo, la capital de Guinea Ecuatorial. Con la colaboración de las embajadas de España y Guinea, ambos comenzaron a trabajar con bailarines y músicos guineanos "con la intención, desde el principio, de poner en marcha un espectáculo que pudiéramos traer a España", explica Arcas, quien añade: "No ha sido fácil. La vida en el país es muy dura y las condiciones, muy deficitarias. Enfermedades como el paludismo son muy comunes, y la sanidad es un artículo de lujo. Pero encontramos gente con mucho entusiasmo y logramos crear una fusión muy interesante, con elementos africanos, cubanos, clásicos y otros como el kathak indio". La llegada de los bailarines guineanos a Madrid representa otro reto notable ante el que se abren no pocas incógnitas: "La mayoría de quienes van a venir nunca han salido de Guinea, ni siquiera de Malabo. Una de las bailarinas no va a poder venir porque es menor de edad y carece de un tutor que le conceda la autorización, y hace poco nos enteramos de que otro de los chicos que participaba en el espectáculo murió en un naufragio. Trabajar en un país donde la esperanza de vida se sitúa en los 40 años te obliga además a estar pendiente de un hilo. Pero esperamos que el estreno en Madrid de Abok sirva para abrir puertas y descentralizar un tanto los criterios que se comparten habitualmente en torno a la danza", apunta Abraham Gragera.
Sin embargo, lejos de acomodarse, y por si esto fuera poco, La Phármaco comenzará ya el próximo lunes también en Madrid los ensayos de su próximo espectáculo, Miserere, una coreografía para cinco bailarinas de entre 23 y 65 años (Luz Arcas será finalmente una de ellas, aunque en un principio había descartado integrarse en el elenco) que toma como fuentes dos verdaderos monumentos de la literatura ensayística del siglo XX ("En este momento preferimos partir de obras no dramáticas para nuestros espectáculos", indica Luz Arcas al respecto): Masa y poder de Elias Canetti y La violencia y lo sagrado de René Girard, todo sazonado con músicas de Mahler (también presente en Kaspar Hauser) y Schubert, entre otros, sabiamente deconstruidas por Carlos González. Sobre este trabajo, Luz Arcas adelanta a Málaga Hoy: "De alguna forma volvemos a nuestras raíces, al mito, al chivo expiatorio que representaba el pharmacon para los antiguos griegos. Recuperamos el sacrificio ritual a través de la danza pero situándonos en el día después de la Consagración de la Primavera de Stravinsky". Miserere contará además con el aporte audiovisual de Virginia Rota "en un registro muy cercano a la pintura de Gerhard Richter", añade Gragera. Sin límites. Todo o nada.
Pablo Bujalance
Málaga Hoy
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