Granada, mi amiga Granada, en la India, contándome cómo había conocido personas que eran mucho más felices con muy poco. Daniel desde Valencia enviando acertijos y fotos del mar, la luna de allí no es igual que esta, decía. Luis en Argentina, con la barba ya crecida y toda la creatividad del mundo rodeándole, la publicidad que se hace allí, Sora, es sencillamente diferente, me contaba. Linnette, en México, Esther en Australia, el mundo en un ratón, en un trocito de mi escritorio. Es grande el mundo. Es hermoso Internet cuando sirve para tener cerca a los amigos, cuando abre una ventana al otro lado del planeta, cuando te permite ver más allá y entender otras culturas, entender las noticias desde un punto de vista más personal o descubrir, sobre todo, descubrir una nueva perspectiva. Internet es maravilloso, jamás pensé que podría llegar a hablar con AK de cómo le entristece el triunfo de Trump, o con Hady Boraey de la verdadera situación en Egipto, o con Rook Floro del arte Tailandés. Internet nos ayuda a conectar, y ahora, que se acerca la Navidad, en lugar de encender la televisión y esperar a ver el anuncio de la lotería, quizás es el mejor momento para mandar esa carta digital que muchas veces se nos queda en «borradores».
Sora Sans
Diario Sur
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