miércoles, 23 de enero de 2019

Aqui no hay quien viva ...por Pablo Aranda


Encontrar una vivienda asequible en Málaga es complicado para la clase media. El problema es que no hay (que no hay vivienda asequible, clase media sí). Lo ha dicho el decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga en la presentación del balance anual sobre viviendas visadas. Lo que ocurre es que quien dispone de un piso lo alquila a turistas porque así gana más dinero. Para criticarlo hay que estar dispuesto a no hacer lo mismo en caso de tener una segunda vivienda, y también dispuesto a renunciar a la opción de alojarse en una vivienda turística cuando se viaja como turista. Es como que te roben el móvil y después compres en el mercado negro un móvil robado. Está claro que hay un término medio y no es lo mismo una segunda vivienda que doscientas segundas viviendas, o que llegue un fondo buitre y compre un edificio singular y lo haga plural. (Para comprar objetos robados no hay término medio.) Hay que regular el mercado porque ya anda regular. Una posibilidad es comprarse una aldea gallega.


Milagros es una malagueña de 45 años que se ha comprado una aldea en Lugo por sesenta mil euros. En Galicia hace frío, pero sólo en la calle. En mi casa hay veces que abro la nevera y me llega una corriente de calor. La aldea de Milagros consta de seis casas viejas que está restaurando para vivir en una de ellas y alquilar las otras. Quiere que sus hijos puedan salir a la calle sin peligro, no como en la ciudad. Si se alejan mucho un oso podría comérselos. La actriz británica Gwyneth Paltrow viene bastante por España y recomendó no hace mucho regalar una aldea gallega por Navidad. Tampoco es eso, dear (me niego a repetir Gwyneth). Lo habitual hasta ahora es que un gallego se comprase una casa en la Costa del Sol, pero ni se encuentra por sesenta mil euros, ni es tan segura. En Manilva han detenido a un yihadista que pensaba explotarse en la feria. Te gastas tus ahorros y te tragas veintiséis reuniones con el director de la sucursal del banco, hasta que te concede la hipoteca, para que el vecino se inmole. Prefiero que me coma un oso. Lo ideal de todas formas es que te coma una vaca, porque después te echa, y calentito. Lleno de metano, eso sí, pero se lava uno y ya está. Yo cambiaría a una familia gallega durante unas semanas mi casa por la suya. O compraría una casa a medias, pero haría entradas independientes, que después pasa lo que pasa. Un truco para que no te coma un oso cuando ronda tu aldea es dejar comida para osos en la puerta de tu casa, pero no en la puerta que usas sino en la otra del que la compró a medias. Que se lo coma a él. Sin embargo eso es todavía peor que comprar objetos robados. Pero hablábamos de viviendas: en Málaga no hay quien viva.
Pablo Aranda

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