Se anunciaba como un concierto de solo Xoel López, pero en realidad lo fue de todo Xoel López. Combinando la guitarra acústica y la eléctrica, el teclado, la armónica y los pedales, el gallego se multiplicó por tres en el escenario del Cervantes en un recital en el que hubo mucho de lo nuevo pero también de lo antiguo. Y no solo de la etapa Deluxe; hasta aquel dúo folk de los 90 llamado Lovely Luna sonó más de una vez. Acostumbrado a pisar festivales de música y salas de extrarradio, Xoel López se tomó en el teatro la licencia de mostrarse espontáneo y muy próximo al público, de interpretar temas que no suelen entrar en su ‘setlist’ e incluso de improvisar.
Sin banda, Xoel López se bastó y se sobró. De sus pedales salían sonidos de bombo y de pandereta; se hacía sus propios coros con un «micrófono friki» –dijo– con el que daba efecto a la voz e incluso mostró cómo podía hacer percutir la guitarra a lo «afro-galáico». Con esas herramientas, arrancó la noche con algo de lo último: ‘Antídoto’ y ‘Patagonia’, temas incluidos en el álbum ‘Paramales’, doblemente galardonado con los Premios de la Música Independiente. Después retrocedió en el tiempo para pasear ‘Por el viejo barrio’, del disco ‘Atlántico’, ese que marcó el cambio definitivo en su carrera: Deluxe pasaba a ser simple y llanamente Xoel López, un artista con otros ritmos y con una vida a menos revoluciones.
Pero el gallego no huye de su pasado. Al contrario: le canta y lo recuerda con sentido del humor, como cuando confesó su intento por imitar el toque de guitarra de los grandes artistas folk norteamericanos en su proyecto Lovely Luna. Hoy lo aprendería a través de un tutorial de Youtube, pero en los 90 tuvo que echarle horas e imaginación. De aquella etapa se escuchó ‘Parando el tráfico’, y por el camino entonó a Bob Dylan, los Beatles y Simon & Garfunkel.
En la intimidad y la tranquilidad que da un patio de butacas (sin el público saltando y gritando cerveza en mano), Xoel López se detuvo entre canción y canción para contar anécdotas de su vida, explicar el origen de las composiciones y recordar ese viaje por Latinoamérica que impulsó el viraje de su trayectoria musical. De allí, de cuando estaba solo tocando al otro lado del mundo, viene este formato medio trovador medio hombre orquesta que ayer presentó en Málaga. En ese de tú a tú con el teatro, se permitió rescatar canciones que se quedan atrás en otros formatos de conciertos (‘La boca del volcán’, ‘La gran montaña’) y se atrevió a improvisar una versión de sí mismo que le había surgido en la furgoneta camino a Málaga: convirtió en un soul a su manera ‘Yo vi un hombre desaparecer’. Y de regalo, una delicatessen: una letra de García Lorca con melodía de Paco Ibáñez.
Enfrente, un teatro rendido a la sinceridad de sus letras, la belleza de sus melodías y la honestidad de su interpretación. Un público que lo mismo le marcaba el ritmo a las palmas, que le acompañaba en gallego en esa delicia que es ‘A serea e o mariñeiro’. Costaba mantenerse sentado en la butaca, sobre todo cuando lo que sonaba era ‘Yo solo quería que me llevaras a bailar’ o ‘Tierra’. Y al final se rompió el protocolo: con ‘De piedra y arena mojada’ Xoel López se despedía con el teatro convertido en una fiesta.
Regina Sotorrio. Diario Sur.
Regina Sotorrio. Diario Sur.
No hay comentarios:
Publicar un comentario