El cubano y el americano unen sus experiencias para explorar nuevos sonidos que van del jazz afrocubano al post-bop. El 25 octubre estarán en el Teatro Cervantes.
Es una sesión de trabajo, pero hay abrazos, se ven sonrisas y se
escuchan carcajadas. «¡Eso está buenísimo así!», indica el batería
Francisco Mela. «Me emociono y me emociono, ¡y me vuelvo loco!», exclama
Chucho Valdés tras uno de esos solos de piano en los que parece tocar
con cuatro manos. A su lado Joe Lovano no puede evitar mover el cuerpo
cuando la percusión y el contrabajo empiezan a marcar el ritmo de
‘Abdel’, uno de los temas más innovadores del jazz afrocubano que llevan
la firma del pianista afincado en Benalmádena. El saxo del americano
pide entonces paso y se acopla a la perfección a esa frenética mezcla de
sonidos jazz, latinos y hasta árabes. No andaba desencaminado Chucho
Valdés, escucharles es una auténtica locura. Jazz a la enésima potencia.
El pianista cubano y el saxofonista americano, ambos galardonados con el Grammy entre otros muchos reconocimientos, unen su genio en una gira internacional que les llevará a Francia, Portugal, Inglaterra, Alemania, Canadá, EE UU y España. Málaga es una de las tres únicas ciudades españoles, con Gijón y Barcelona, que verá a estos dos galácticos del jazz compartiendo escenario (25 de octubre en el Teatro Cervantes). Y todo empieza precisamente aquí, en Málaga. «Porque a ver, ¿de dónde yo soy? Estamos en casa», afirma el pianista cubano, heredero de la maestría de Bebo Valdés, que hace seis años fijó su residencia en la Costa del Sol.
Es la primera sesión de ensayos de las dos únicas que harán antes de tomar rumbo a Francia para inaugurar el tour. La cita es en la Escuela Municipal de Música de Alhaurín de la Torre, un veterano refugio del jazz en la provincia. Llevan apenas tres horas preparando el repertorio, pero parece que lo hubieran tocado juntos toda la vida. «Hay muy buena conexión», coinciden los dos. «Siempre he sentido una gran admiración por Joe Lovano», dice Chucho. «Tocar con él es una sensación espiritual y preciosa», añade inmediatamente Joe.
Chucho Valdés es una referencia mundial en el jazz latino;Joe Lovano se encuadra en el post-bop y hard-bop. Pero es la «magia» del jazz: cuando dos grandes se unen, nace otro estilo. «¡Esto es cu-bop! Chucho es la tradición unida al presente de la música cubana; y Joe responde a esa generación pero en su estilo», explica el contrabajista Gastón Joya, un habitual en las formaciones del pianista. «Se trata de escucharnos y unirnos el uno al otro para crear una nueva música a través de la combinación de dos personas», declara Joe Lovano.
Ambos se mueven con naturalidad por todas las variantes del género. Afincado en Nueva York donde el sonido cubano es «muy poderoso», Lovano ha tocado junto a Machito y Mario Bauzá, considerado el padre del latin afrocuban jazz. Chucho Valdés, por su parte, ha trabajado mano a mano con músicos americanos como Wynton Marsalis y Herbie Hancock. «Los dos conocemos el jazz puro y el latin jazz. Es la misma cosa, pero ahora unida con las mejores experiencias de cada uno, y por eso salen cosas nuevas», cuenta el cubano.
Porque aunque tocarán estándares, todos pasarán por el filtro latino. «Y eso ya hace que sean diferentes. Algo ‘new and diferent’», explica Chucho en ‘spanglish’, en un guiño a su colega de escenario. Uno no se lleva demasiado bien con el inglés, y el otro no sabe español, pero se entienden a la perfección. Sonarán además temas propios de Lovano, como ‘Streets of Naples’; y también composiciones originales del cubano.
En cualquier caso, «cada noche, es una nueva experiencia para nosotros y para el público que viene. Esta pasión por crear música dentro de la música es de lo que va el jazz, el enfoque desde el que afrontamos el mundo de la música», apunta el saxofonista. «Ahí está la creatividad de cada uno, la improvisación hace que cada día hagas cosas distintas», indica.
Chucho suma a la banda a Gastón Joya al contrabajo y Yaroldy Abreu a las congas. Joe incorpora a Francisco Mela, su batería habitual y también de McCoy Tyner. Sabe lo que es subir al escenario con los mejores, pero este encuentro es diferente para el batería cubano: no ha dejado de sonreír. «Llevo 20 años esperando este momento. Con paciencia todo llega. ¡Gracias Chucho!», exclama Mela. Chucho sonríe... «Este muchacho es genial», dice. Un cumplido se responde con otro. Es lo que hacen los grandes.
El pianista cubano y el saxofonista americano, ambos galardonados con el Grammy entre otros muchos reconocimientos, unen su genio en una gira internacional que les llevará a Francia, Portugal, Inglaterra, Alemania, Canadá, EE UU y España. Málaga es una de las tres únicas ciudades españoles, con Gijón y Barcelona, que verá a estos dos galácticos del jazz compartiendo escenario (25 de octubre en el Teatro Cervantes). Y todo empieza precisamente aquí, en Málaga. «Porque a ver, ¿de dónde yo soy? Estamos en casa», afirma el pianista cubano, heredero de la maestría de Bebo Valdés, que hace seis años fijó su residencia en la Costa del Sol.
Es la primera sesión de ensayos de las dos únicas que harán antes de tomar rumbo a Francia para inaugurar el tour. La cita es en la Escuela Municipal de Música de Alhaurín de la Torre, un veterano refugio del jazz en la provincia. Llevan apenas tres horas preparando el repertorio, pero parece que lo hubieran tocado juntos toda la vida. «Hay muy buena conexión», coinciden los dos. «Siempre he sentido una gran admiración por Joe Lovano», dice Chucho. «Tocar con él es una sensación espiritual y preciosa», añade inmediatamente Joe.
Reencuentro
Coincidieron por primera vez en los 80 en un festival de La Habana.
Después se han ido encontrando en distintos eventos en los que
compartían cartel. Pero fue en 2003 cuando se decidieron a hacer la
primera gira conjunta por EE UU. «Fue algo buenísimo», recuerda el
cubano. «Fue fantástico», apunta el de Cleveland. Una vez más, están de
acuerdo. Chucho Valdés es una referencia mundial en el jazz latino;Joe Lovano se encuadra en el post-bop y hard-bop. Pero es la «magia» del jazz: cuando dos grandes se unen, nace otro estilo. «¡Esto es cu-bop! Chucho es la tradición unida al presente de la música cubana; y Joe responde a esa generación pero en su estilo», explica el contrabajista Gastón Joya, un habitual en las formaciones del pianista. «Se trata de escucharnos y unirnos el uno al otro para crear una nueva música a través de la combinación de dos personas», declara Joe Lovano.
Ambos se mueven con naturalidad por todas las variantes del género. Afincado en Nueva York donde el sonido cubano es «muy poderoso», Lovano ha tocado junto a Machito y Mario Bauzá, considerado el padre del latin afrocuban jazz. Chucho Valdés, por su parte, ha trabajado mano a mano con músicos americanos como Wynton Marsalis y Herbie Hancock. «Los dos conocemos el jazz puro y el latin jazz. Es la misma cosa, pero ahora unida con las mejores experiencias de cada uno, y por eso salen cosas nuevas», cuenta el cubano.
Porque aunque tocarán estándares, todos pasarán por el filtro latino. «Y eso ya hace que sean diferentes. Algo ‘new and diferent’», explica Chucho en ‘spanglish’, en un guiño a su colega de escenario. Uno no se lleva demasiado bien con el inglés, y el otro no sabe español, pero se entienden a la perfección. Sonarán además temas propios de Lovano, como ‘Streets of Naples’; y también composiciones originales del cubano.
En cualquier caso, «cada noche, es una nueva experiencia para nosotros y para el público que viene. Esta pasión por crear música dentro de la música es de lo que va el jazz, el enfoque desde el que afrontamos el mundo de la música», apunta el saxofonista. «Ahí está la creatividad de cada uno, la improvisación hace que cada día hagas cosas distintas», indica.
Chucho suma a la banda a Gastón Joya al contrabajo y Yaroldy Abreu a las congas. Joe incorpora a Francisco Mela, su batería habitual y también de McCoy Tyner. Sabe lo que es subir al escenario con los mejores, pero este encuentro es diferente para el batería cubano: no ha dejado de sonreír. «Llevo 20 años esperando este momento. Con paciencia todo llega. ¡Gracias Chucho!», exclama Mela. Chucho sonríe... «Este muchacho es genial», dice. Un cumplido se responde con otro. Es lo que hacen los grandes.
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