Tras este golpe político -otro similar al que protagonizaron Felipe González y los barones de entonces contra Josep Borrell- y la decisión del último Comité Federal de mandatar a los 84 diputados socialistas para que voten no a la primera y se abstengan a la segunda, falta por ver ahora si la Comisión Gestora es lo suficientemente inteligente como para no echar más leña al fuego de la ruptura que está viviendo el socialismo democrático español.
En definitiva, si opta por una abstención técnica de 12 diputados –en las filas andaluzas hay abstencionistas de sobra- para salvar al PSC o a los diputados del PSOE que planteen problemas de conciencia (el artículo 35 del reglamento del Grupo Socialista recoge esta posibilidad). O si quiere imponer la disciplina de voto a rajatabla en un intento premeditado de liberarse del PSC y de mandar a Pedro Sánchez y sus incondicionales al Grupo Mixto o a sus casas, que de todo podría pasar, ¿no?
Por los palabros que empleó Susana Díaz en su breve discurso en el Comité Federal –moral de victoria, unidad, responsabilidad, etc.- y por parrafadas enteras pidiendo el fin de las rencillas y lamentando el tiempo gastado “en demonizar a unos compañeros contra otros”, pudiera parecer que Javier Fernández optará por la generosidad y favorecerá la abstención técnica.
Pero no, la lideresa andaluza está muy guerrera a tenor de sus propias palabras en el Comité Federal, y eso es señal de todo menos de comprensión. “No quiero entregar el fusil y a los primeros tiros entregarme a aquellos que nos están acosando”, dijo. Y añadió que estaba dispuesta a “salir a combatir en un terrero hostil”. Eso sí, empezando por sus propios compañeros. Cuerpo a tierra que viene Susana.
Teniendo en cuenta que ha estado los dos últimos años minando desde la deslealtad más escandalosa la unidad de acción del partido con continuos actos de indisciplina y filtraciones contra Pedro Sánchez y pregonando la abstención del PSOE ante los poderes fácticos de este país, que nadie dude de que lo suyo será machacar; es decir, emplear ‘la llave del dos’ que tanto le gusta para demostrar su finura política, casi florentina diría yo. Diezmar para despejar el camino de dirigentes y militantes hostiles. Ordenar café, mucho café para los discrepantes. “Le quiero muerto hoy”, le dijo a Francina Armengol la tarde de autos del 1 de octubre en un lenguaje más propio del hampa que de un partido democrático.
En fin, con ese empeño suyo de meter en el mismo saco a buenos y malos, es como si quisiera embadurnar de mierda política a todos los diputados socialistas para que ella y su organización no sean los únicos que acaben manchados por una decisión que es más un estigma que un borrón: el estigma de la traición a los suyos y a la propia historia del PSOE, disfrazado de sentido de Estado y aliñado por un apoyo mediático falsario, vomitivo y previo pago.
Es como si quisiera que el PSOE saliera lo más malparado posible de esta crisis para refundarlo a su imagen y semejanza, cuando le venga en ganas, cuando se asegure que sus posibles contrincantes políticos no son capaces ni de reunir los avales suficientes para concurrir a unas primarias. Para el próximo otoño, con las primeras setas.
Es como si quisiera exterminar a Pedro Sánchez y a los suyos para levantar sobre sus cenizas un nuevo PSOE: el PSOE de la Única Autoridad, el PSOE al que no le da ‘orticaria’ la abstención, el PSOE que quiso tomar Ferraz por la puerta de atrás, el PSOE convertido en oficina de empleo de altos cargo y familiares, el PSOE apostólico, romano, rociero, semanasantero y meapilas, el PSOE que hace business con el PP (las declaraciones de Esteban González Pons adelantando las cositas bonitas que van a hacer juntos no tienen desperdicio).
Mientras Susana Díaz ha estado centrada en matar políticamente a Pedro Sánchez y en abrir en canal al PSOE para servírselo en bandeja de plata a los populares, sus responsabilidades como presidenta de la Junta de Andalucía han permanecido aparcadas –con un PP en el ajo, muy comprensivo claro-, al ralentí, y la mayoría de los medios de comunicación de perfil, riéndoles las gracias. Como si les hubiera dicho: “Esperaros un momento que voy a matar a ese muchacho de Ferraz y ahora vengo”.
Ahora, una vez perpetrado el matarile, de regreso a sus responsabilidades institucionales, la lideresa andaluza, convertida ya en lideresa de España de los españoles, quiere de prisa y corriendo dedicarle algo de su tiempo a los andaluces y a sus problemas, y le ha dado al botón de la propaganda para intentar vender gestión a toda costa.
Como locos andan pidiendo en las provinciales sociatas
pronunciamientos favorables sobre la gestión de la presidenta, aunque
sea sobre sus continuos viajes a Madrid y sobre su fondo de armario. O
sobre esa habilidad tan suya para pasar unas modestas vacaciones en el
apartamentito familiar de Chipiona, cuando en realidad se alojaba más
tiempo en un hotel de lujo de Novo Sancti Petri. Magia potagia.
Además de calada por los cuatro costados, me da que ha aterrizado
demasiado tarde en sus verdaderas responsabilidades. En Granada, 40.000
ciudadanos salieron a la calle en protesta por la fusión hospitalaria y
encendieron un fuego de protesta contra el Gobierno de Susana Díaz que
no será fácil de apagar. Y mucho menos cuando el retén contraincendios
está plagado de pirómanos.PD: (1) La mayoría de la militancia está muy jodida con la abstención del PSOE que facilitará la investidura de Mariano Rajoy. Pero está utilizando como válvula de escape el humor y a Susana Díaz. En una de estas, Gila, teléfono en mano y casco de artillero sobre la cabeza, llama al socialismo y se le pone directamente Susana Díaz. Y Gila le replica: “He dicho el socialismo. Cuando quiera hablar con la derecha, ya le llamo”.
(2) No es un chiste, pero es como si lo fuera. El director de El País, Antonio Caño, en una carta a un presunto suscriptor que se ha dado de baja por la bochornosa cacería protagonizada por el rotativo contra Pedro Sánchez –en concreto, por el insultante editorial del 29 de septiembre contra el ex secretario general del PSOE-, se pone sentimental y le muestra su tristeza por la baja y le asegura que “hará lo que esté en mi mano para corregir errores”. Antes, no descarta haber sido presa de “la misma efervescencia que denunciamos y combatimos”. Pero busca refugio en “un momento de gran trascendencia en la historia de nuestro país” para defender que “un gran medio de comunicación tiene la obligación de sostener posiciones claras y firmes sobre el mejor camino a seguir”. En fin, para darse de baja de nuevo. Una pena el descredito que está acumulando este periódico de referencia del centro-izquierda español –el otro día coincidía editorialmente con La Razón en una loa infumable al nuevo PSOE- desde que estos artistas del alambre decidieron ponerlo al servicio del PP. Y lo han dado todo, incluso lo peor de ellos mismos, para que el PSOE de los barones a la violeta siga la misma estela.
(3) Ya estaba echando de menos las labores de gastapillo en el PSOE. Como ya está bueno lo bueno ante tanto disidente, pues los homónimos provinciales de Media Verónica Pérez se han puesto a enviar cartitas. A mis manos ha llegado una firmada por la secretaria provincial de Organización del PSOE de Cádiz, la buena de Araceli Maese Villacampa. En ella dice lo siguiente: “Desde la Comisión Ejecutiva Provincial os rogamos nos hagáis llegar las actas de las asambleas extraordinarias que se han producido durante las últimas semanas en las que se ha debatido la situación del PSOE a nivel federal”. Mujer, para otra vez, que la firme Juan Cornejo, que da mucho mejor como jefe de la gestapillo que tú.
(4) Otros dos que se han cubierto de gloria últimamente han sido Mario Jiménez y Pepiño Blanco. En el último Comité Federal se pasaron de chulería y de prepotencia. El primero dio voto a la Comisión Gestora. Menos mal que no eran 50, ¿no? Y el segundo hizo lo que le vino en gana como presidente del Comité Federal. A Susana Díaz, cuando los barones fueron los primeros intervenir, la situó en los turnos de palabra finales. El representante de Izquierda Socialista, José Antonio Pérez Tapias, se quejó del tono autoritario de Pepiño. En fin, otras dos figuras de los buenos modos al frente de este nuevo PSOE.
(5) Los nuevos embajadores del nuevo PSOE en las televisiones: Joaquín Leguina, José Luis Corcuera y Antonio Miguel Carmona. Demoledores… para el PSOE, claro.
(6) Ramón Jáuregui, muy activo desde que se enfundó el traje de jefe de los europarlamentarios socialistas, rechazó que los diputados del PSOE que no quieran abstenerse puedan acogerse al artículo 35 del Reglamento del Grupo Parlamentario Socialista. Para él, votar a Mariano Rajoy no es una cuestión de conciencia sino una cuestión política pura y dura. ¿Favorecer la investidura del jefe de un partido político que se ha financiado en b durante gran parte de su mandato y ha generado la mayor corrupción de la historia democrática de España no puede representar un problema de conciencia para un diputado socialista? Otro que ha decidido desprestigiarse por el bien de España.
(7) Eduardo Madina, otro que ha destacado por su profundo odio y deslealtad hacia Pedro Sánchez, anda estos días citando a Max Weber para explicar que no se siente un “hereje” por abstenerse. “No contradice mi convicción con mi responsabilidad”, explicó. Como encargado del marcaje de Borrell, se preguntó si puede el sistema español someterse a las conciencias puras y perfectas de algunos. A su juicio, este discurso es “muy de Errejón”. Pues eso, Borrell, por defender que la militancia decida, es un podemita. Menudo artista del alambre.
(8) La crisis abierta por el PSOE solo se arregla por la vía judicial. Es decir, una denuncia y un juez o jueza que restablezca la legalidad convocando en 40 días un congreso extraordinario precedido por unas primarias entre los militantes. Eso es lo marcan los Estatutos socialistas, y es lo que Comisión Gestora está pasándose por el forro de los pantalones. Parece ser que algún militante ha llevado ya el asunto a los tribunales de Justicia. Veremos.
(9) La Comisión Gestora del PSOE lo tiene claro: no quiere ni siquiera que Pedro Sánchez se abstenga; sueña con que Pedro dimita como diputado y se marche a su casa o vote no para abrirle expediente de expulsión y mandarlo al Grupo Mixto. Eso es lo que van contando por los callejones a los periodistas los enterradores del socialismo democrático español. Por eso, si no quiere satisfacer a sus queridísimos compañeros y seguir en la brecha, solo le queda explicar que no puede incumplir la palabra dada con “no es no” a los ciudadanos como candidato socialista a la presidencia del Gobierno, pero tampoco quiere romper la disciplina de voto impuesta por la Comisión Gestora. Y que, por tanto, se ausentará de las dos sesiones de investidura. 600 euros de multa y santas pascuas. ¿Qué hará Pedro Sánchez? La respuesta está en el viento.
Jorge Bezares
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